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LUTO EN JORDANIA

Preocupación en el mundo árabe e Israel por el vacío que deja el monarca hachemí

El inminente fallecimiento del rey Hussein de Jordania, del que ayer se reconoció la muerte clínica, preocupa en todo el mundo, pero particularmente a israelíes y palestinos. En los países árabes, las reacciones se dividían entre quienes expresaban abiertamente su preocupación y quienes optaron por mantener silencio. Al menos una cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno han expresado su intención de asistir a las exequias del monarca hachemí, según señalaron fuentes oficiales jordanas. Desean despedir a uno de los más veteranos gobernantes y a un artesano de la paz.

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"El primer ministro, el Gobierno y todo el pueblo de Israel está rezando por el rey Hussein", aseguraba ayer la oficina de Benjamín Netanyahu. En palabras de su portavoz, Aviv Bushinsky, cualquier otro comentario sería inapropiado "ya que el rey se encuentra en estado crítico y no hay ningún comunicado oficial". Pocos minutos antes del comienzo del sabat judío, a la puesta del sol, Netanyahu canceló la conferencia de prensa que había convocado con anterioridad. "Es mejor que todos esperemos rezando para que se produzca un milagro", añadió Bushinsky. Para Simón Peres, que era ministro de Asuntos Exteriores cuando se firmó el tratado de paz entre su país y Jordania, Abdalá seguirá por el camino de paz iniciado por su padre, pero el rey Hussein será difícil de sustituir. "No fue sólo el padre de Jordania. En muchos aspectos fue una figura paternal para todos nosotros", aseguró.

La inminente desaparición de Hussein también inquietaba ayer a los palestinos del Jerusalén árabe, muchos de los cuales dudan de la capacidad del príncipe heredero para mantener su reino bajo control. Esta inquietud se tradujo ayer en la caída del dinar jordano, que aún se utiliza en Cisjordania. Ún dinar (cerca de 200 pesetas)que el jueves se cambiaba por 5,7 shekeles, ayer sólo valía cinco.

Los comerciantes más prósperos del barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén expresaban su preferencia por el príncipe Hassan, el hermano del rey apartado de la sucesión por el soberano el pasado 25 de enero.

Sin embargo, los responsables palestinos se alegran de la ascensión al trono de Abdalá, cuya esposa es palestina, ya que acusan a Hassan de haber cedido demasiado a las exigencias israelíes. Tanto la Autoridad Palestina, como Egipto y Omán han manifestado su preocupación por el vacío que va a dejar Hussein. "Le necesitamos", aseguró ayer Yasir Arafat. El sultán Qabus de Omán, que se encuentra de visita en Egipto, y su anfitrión, Hosni Mubarak, expresaron su "profunda inquietud". El presidente Alí Abdalá Saleh, de Yemen, opinó no obstante que la sucesión no va a suponer un problema en Jordania.

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Siria, que fustigó al rey por haber firmado un tratado de paz con Israel, no reaccionó oficialmente. Los medios de comunicación sirios se limitaron ayer a citar, sin comentarios, las últimas informaciones sobre el estado del soberano. Igual hicieron los medios iraquíes. Tampoco las monarquías del golfo Pérsico hicieron comentario alguno.

El presidente Bill Clinton está "muy triste" por el estado del rey Hussein y sigue con interés su evolución, anunció ayer la Casa Blanca. En Moscú, como en otras capitales europeas, se lamentó que el tratamiento haya fracasado y se elogió su aportación a la paz.

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