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La economía creció un 3,8% en 1998, pero el empleo se ralentiza, según el Banco de España

El Banco de España estima que la economía española creció el pasado año un 3,8%, en línea con las previsiones oficiales, gracias al tirón de la demanda interna. En el cuarto trimestre hubo una ligera pérdida de ritmo debido a que el sector exterior ha restado ocho décimas al crecimiento por la crisis en los países emergentes. El empleo creció un 3,5% a finales del año, algo por debajo de los trimestres anteriores, lo que indicaría que esta variable ha tocado techo. En relación a los países del euro, subraya que el esfuerzo de reducción del déficit se ha debilitado.

En su boletín económico de enero, el Banco de España señala que en un entorno internacional "incierto", debido a la persistencia de factores desestabilizadores en algunos mercados financieros, la economía española se ha adentrado en el euro en unas condiciones "favorables". Califica de "elevado" el crecimiento económico estimado para 1998 y lo cifra en el 3,8% para la media del ejercicio en términos reales (sin inflación). Este dato supera dos décimas el resultado de 1997 y es coincidente con la previsión oficial. Es también el resultado más alto desde 1989. La buena marcha de la economía el pasado año tiene su explicación en la demanda interna, con especial incidencia del consumo privado, con un crecimiento medio del 3,6%, cinco décimas más que el año anterior. Incluida la inversión, el aumento de la demanda interna se ha situado en el 4,4%, frente al 2,9% de 1997.

Como explicación a la pujanza del consumo, el Banco de España resalta el aumento de la renta real disponible de las familias (en torno al 3,5%), igual en términos nominales (con inflación) a la del año anterior. La tasa de ahorro se ha estabilizado y el índice de confianza de los consumidores no se ha visto afectado por la crisis financiera.

Desaceleración

Estas condiciones favorables lo han sido menos en el cuarto trimestre del año. El Banco de España subraya que se ha producido una "suave tendencia a la desaceleración" de la actividad en ese periodo. Lo achaca a la caída de las exportaciones, consecuencia del impacto de la crisis en los países industriales. Frente a un crecimiento del 3,8% en el tercer trimestre del año, el dato del cuarto es un 3,7%. Son niveles superiores a la media de los países de la unión monetaria, pero siguen la misma tendencia. El conjunto de la zona creció un 2,7% en el tercer trimestre, frente al 3,6% y el 2,8% del primero y el segundo.

El Banco de España explica que en la primera mitad del año la zona euro experimentó una "fortaleza inusitada" de la demanda interna, en particular, de la inversión. A partir del tercer trimestre, sin embargo, se produce una aportación negativa del sector exterior por la crisis y las perspectivas de desaceleración de las economías del entorno.

En el caso de España, esta pérdida de fuerza en la actividad económica se ha traducido en que el ritmo de creación de empleo se haya estabilizado en el 3,5% en los meses finales del año, frente al 3,6% del tercer trimestre y en relación al 1,4% de la zona euro. El Banco de España señala que en este país se ha producido "un cierto agotamiento" en el ritmo de creación de empleo y considera que "ha podido tocar techo", en consonancia con una economía menos activa.

En su análisis del mercado de trabajo, el Banco de España se limita a describir la situación, al contrario que el Banco Central Europeo. La autoridad monetaria del euro, en su primer informe de coyuntura, publicado a mediados de enero, pidió a los Gobiernos de los países de la zona reformas "eficaces" en el mercado de trabajo.

El Banco de España suele dejar estos análisis para su informe anual, aunque acostumbra a presentarlos de forma menos explícita. En esta ocasión, la sucursal española del BCE, únicamente se aventura a calificar de "modestos" los resultados de las distintas reformas laborales emprendidas en los países del euro.

Lo que principalmente ha beneficiado al empleo, según el Banco de España, es la moderación salarial. En nuestro país, añade, se ha producido "una desaceleración significativa de las remuneraciones" en 1998. El aumento pactado es del 2,6%, tres décimas menos que en 1997. Aun así, los costes laborales unitarios se han mantenido en España un punto por encima de la media euro.

La inflación es también superior en España a la de sus socios en la moneda única. Con datos de noviembre, la inflación española (armonizada) fue del 1,4%, frente al 1% de media en la UE y del 0,9% en los países del euro. En el sector servicios, el diferencial se amplía a un punto.

Donde el Banco de España sigue claramente las pautas del BCE es en su análisis sobre la política fiscal. En su informe de enero, el BCE pidió a los países del área un mayor esfuerzo en la reducción del déficit. Su representante en España dice que el esfuerzo de consolidación presupuestaria en el área del euro se ha "debilitado"en 1998.

Pese a la "relajación presupuestaria", la mayoría de los países ha obtenido niveles de déficit históricamente bajos. Esto responde a la buena coyuntura económica, a los bajos tipos de interés y al control del gasto. Todos han llevado a cabo reformas fiscales y, tomen nota, "la pérdida de recaudación resultante sería paliada, parcialmente en algunos casos", mediante "una elevación de impuestos indirectos".

Euro errático

El gran protagonista del año en curso, el euro, y sus preparativos, han permitido, según el Banco de España, que las economías de la zona se hayan desenvuelto en la crisis internacional con soltura. No tanto la propia moneda única, que ha comenzado su andadura "sin registrar una tendencia clara frente al dólar" y con "oscilaciones mucho más intensas" respecto del yen. La causa, uno de los grandes méritos del euro: los bajos tipos de interés en relación a Japón y EEUU. Las tensiones en el mercado monetario de la zona se explican por "aspectos técnicos" y el proceso de "aprendizaje" de las entidades financieras.

Hoy se reúne el Consejo de Gobierno del BCE, que, según los expertos, permanece impermeable a las presiones políticas, procedentes sobre todo de Alemania, para que baje del 3% el tipo de interés oficial.

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