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La Duma recorta en un 40% el presupuesto al presidente Yeltsin

El presidente ruso, Borís Yeltsin, ha recibido en vísperas de sus 68 años, que cumple hoy, al menos dos regalos, uno bueno y otro malo. El bueno se lo hicieron los médicos y es que podrá celebrar su cumpleaños en el sanatorio y no en el hospital; el malo es obra de los diputados, que aprobaron el presupuesto con un recorte del 40% a la financiación de la Administración presidencial. Verdad es que los diputados no sólo se ensañaron con el Kremlin: también recortaron en un 30% la financiación del personal del Gobierno. A sí misma, la Duma (Parlamento) también se ha aplicado un recorte, aunque sólo del 3,1%.

La situación de Yeltsin es bastante incómoda ahora, ya que cumplir la amenaza hecha por Alexandr Kotenkov, su representante en la Duma, y no firmar el presupuesto significaría una caída aún mayor de su popularidad. Como dijo Guennadi Selezniov, presidente de la Cámara baja, "el país no entenderá" que Yeltsin rechace el presupuesto sólo para defender el bolsillo de los funcionarios del Kremlin.

A pesar de las protestas que ha suscitado en el Ejecutivo la decisión de los diputados, el Kremlin ya anunció que reducirá en un 20% o 25% el personal de la Administración presidencial. Dimitri Yakushkin, portavoz de Yeltsin, dijo que se eliminará uno de los puestos de subjefe de la Administración y cuatro de consejeros presidenciales; además, unos departamentos serán reestructurados, y otros, eliminados.

Mal física y políticamente

Yeltsin celebrará en familia su cumpleaños en el sanatorio de Barvija, donde se está recuperando de la úlcera gástrica por la que tuvo que ser hospitalizado hace dos semanas. El presidente no tiene muchos motivos para festejar: físicamente está mal y políticamente está debilitado y ha debido entregar el gobierno diario del país al primer ministro, Yevgueni Primakov; Rusia continúa sufriendo las consecuencias de la crisis económica de agosto de 1998 y, en el plano internacional, la opinión del Kremlin es ignorada y las relaciones con EE UU han llegado a su punto de mayor tensión desde la desintegración de la URSS.Mientras tanto, Primakov, que ayer mantuvo conversaciones con el Fondo Monetario Internacional en Davos (Suiza), continúa fortaleciendo sus posiciones y colocando en puestos claves a incondicionales suyos. Todos ellos trabajaron con él cuando era director del Servicio Federal de Espionaje (SFE). Así, un vice suyo de aquellos tiempos hoy es el director de su gabinete; otro encabeza ahora Rosvooruzhenie, la empresa encargada de vender las armas rusas; la semana pasada un ex funcionario del SFE se convirtió en jefe del departamento administrativo del Gobierno. Primakov también ha colocado a sus hombres en la prensa: hace una semana un general de SFE fue nombrado subdirector de la agencia Itar-Tass. Todo esto es un argumento más en favor de que Primakov tiene ambiciones presidenciales y que será candidato en el 2000.

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