"Los médicos fascinan", afirma el novelista Samuel Shem
Desde la Historia de Saint Michele, de Axel Munthe, hasta Cuerpos y almas, de Maxence van der Mersch, pasando por las novelas de Noah Gordon y una pléyade de serie televisivas tituladas invariablemente Doctor Fulano, la vida profesional y privada de los médicos constituye un subgénero narrativo de gran éxito en todo el mundo. A las obras citadas vino a sumarse, a principios de los años setenta y como nota discordante, La casa de Dios, editada en España a finales del año pasado (Anagrama), que va por su cuarta edición.El autor, Stephen J. Bergman, psiquiatra y educador en la Universidad de Harvard, que publica sus novelas bajo el seudónimo de Samuel Shem como precaución deontológica para que sus pacientes "no se turben al enterarse de que les está psicoanalizando un novelista; precaución en el fondo inútil, porque lo único que les interesa es ellos mismos", tiene una explicación para ese fenómeno: "Los doctores fascinan porque todos los necesitamos en un momento u otro de nuestra vida, y porque trabajan en el filo que separa la vida de la muerte. Hasta hace poco fueron profesionales de gran credibilidad; se les consideraba fiables, compasivos, verdaderos ángeles de la guarda para las familias; en todas las encuestas su oficio aparecía como el más respetado. Los libros sobre el tema y las series de televisión reflejaban esta forma de pensar. Creo que La casa de Dios es la primera novela que se aparta de ese cliché para describir la realidad de cómo funcionan las cosas en un hospital, y su publicación en 1978 coincidió con el principio de un cambio social y de un cambio en las relaciones entre paciente y médico".
Sexo en el quirófano
Shem define ese cambio en los siguientes términos: "Antes, el médico se preocupaba de crear una empatía con el paciente. Hoy, la primera pregunta que le hace, por lo menos en Estados Unidos, dice así: "¿Viene usted por el seguro?". Dicho de otra forma, antes el ejercicio de la medicina estaba basado en un triángulo formado por el paciente, el doctor y la máquina, y era una relación de tipo existencial. El drama es que hoy el triángulo está formado por el paciente, el doctor y la compañía de seguros".La casa de Dios es un best seller permanente, calificado por los estudiantes de Medicina estadounidenses como La Biblia. Según la revista científica Lancet, se trata de una de las dos novelas sobre el tema -la otra sería una obra de Sinclair Lewis- más significativas del siglo. Shem atribuye el éxito a varios factores: "En primer lugar, el libro se considera un documento histórico bastante fiel; hoy los estudiantes y doctores que lo leen se declaran sorprendidos por tantas atrocidades y por las abundantes escenas de sexo; incrédulos, por ejemplo, respecto a las que se desarrollan en los quirófanos, aunque ahí no exagero, sucedió tal cual, y yo estaba en ese quirófano".
Babelia
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