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Reportaje:MEDIO AMBIENTE

"Un contrato es un contrato"

Los contratos que las empresas eléctricas alemanas firmaron en agosto de 1990 con la Cogema, la compañía pública francesa, contemplaban el tratamiento y reciclaje en las instalaciones de La Hague de 3.111 toneladas de combustible nuclear de desecho. Desde entonces, 2.180 toneladas han sido ya tratadas en las instalaciones de esa población de 2.500 habitantes, situada en el noroeste francés. La denuncia alemana de los contratos, avalados por los correspondientes acuerdos entre los ejecutivos de París y Bonn, le acarreará a la empresa pública francesa en los próximos 10 años unas pérdidas que cifra en 30.000 millones de francos, 4.570 millones de euros. Según la Cogema, que da empleo en La Hague a cerca de 6.000 trabajadores, casi la mitad de ellos en régimen de subcontratación, el reenvío a Alemania de los desechos existentes en su fábrica requeriría no menos de 30 convoys ferroviarios.La advertencia esgrimida por las autoridades francesas de que Alemania deberá retirar sus desechos no ha causado efecto alguno en el Gobierno de Bonn, pese a las dificultades con que se encuentra el Ejecutivo alemán a la hora de transportar el material nuclear. Esas dificultades se han acrecentado notablemente tras el descubrimiento el pasado año de contaminación radiactiva en los trenes utilizados para el transporte. Pese al propósito aparentemente compartido por ambos gobiernos de evitar que el conflicto arruine el clima de entendimiento restablecido en torno al eje franco-alemán y las discusiones sobre la Agenda 2.000 europea, París y Bonn se encuentran directamente enfrentados en esta materia.

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A las declaraciones del canciller Gerhard Schröder de que no hay razón alguna para que Alemania indemnice a Francia, Lionel Jospin ha respondido que sí las hay, y evidentes, y que el cambio de Gobierno no libera a un Estado de los compromisos suscritos en el ámbito internacional. "Un contrato es un contrato", repiten estos días los portavoces de la Administración francesa. La comisión bilateral creada al efecto pretende abordar el asunto con la mayor celeridad, aunque todo invita a pensar que el contencioso terminará en manos del arbitraje internacional. A través de la negociación bilateral, Francia pretende reducir, al menos, las pérdidas económicas y de empleo de la retirada alemana, que debe hacerse efectiva a partir del año próximo.

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