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Alemania defiende su derecho soberano a la desnuclearización sin indemnizar a Francia

La política emprendida por el Gabinete de coalición alemán para abandonar la energía nuclear puede tener graves consecuencias internacionales para Alemania y perjudicar incluso sus intereses en las negociaciones para la Agenda 2000, según argumentos esgrimidos ayer en un controvertido debate en el Bundestag. Pese a las quejas de Francia y Reino Unido, el ministro alemán de Medio Ambiente, el verde Jürgen Trittin, asegura que se trata de un derecho soberano y que Alemania no tiene que asumir ninguna indemnización por las rescisiones de contratos.

En un clima crispado, el Parlamento inició ayer el primer debate (informativo) sobre el proyecto de ley, aún no presentado, que prevé la desnuclearización civil de Alemania. Trittin, que acaba de regresar de una gira por Francia y Reino Unido, aseguró que el abandono de la energía nuclear no perjudicará las relaciones con estos dos países, ya que ambos fueron informados a tiempo. Según Trittin, ambos coinciden en que el abandono de la energía nuclear es una "decisión soberana" de Alemania.París no quiere atizar una polémica que ha empezado a agriar las renovadas relaciones con Alemania, pero tampoco está dispuesto a permanecer impasible mientras el canciller Gerhard Schröder repite un día sí y otro también que su país no tiene por qué indemnizar a sus vecinos franceses y británicos. En su primera manifestación pública sobre este espinoso asunto, el primer ministro Lionel Jospin proclamó ayer que si los acuerdos suscritos son cuestionados "será necesario encontrar las correspondientes indemnizaciones". Jospin indicó que el cambio de Gobierno no libera a "un país amigo y vecino", como Alemania, de sus compromisos exteriores, ya que eso, advirtió, "crearía problemas de estabilidad en el plano de las relaciones internacionales". Según el primer ministro francés, la posición alemana sobre esta cuestión "no puede ser considerada con seriedad".

También el secretario general del Partido Socialista, François Hollande, reclamó el respeto a los contratos suscritos, al tiempo que subrayaba "el profundo respeto a la elección soberana" de Alemania. El contencioso por las indemnizaciones, que la empresa francesa de tratamiento de combustible nuclear Cogema sitúa en unos 4.500 millones de euros, se ha sumado intempestivamente a las consabidas divergencias con Alemania sobre la financiación futura de la Unión Europea y la revisión de la PAC (Política Agrícola Común). Con la cumbre europea de marzo ya en perspectiva, París pretende que la comisión bilateral creada por ambos países aborde al asunto a la mayor brevedad y desactive un conflicto que, de otra manera, puede interferir en la cumbre y lastrar los esfuerzos para llegar a un acuerdos sobre la Agenda 2000.

Trittin reiteró ayer su intención de acabar con el "turismo nuclear", tal como denomina las expediciones de materiales radiactivos que se envían a esos dos países para su tratamiento. Pero no todos los miembros del Gabinete tienen una actitud tan aguerrida como la del ministro ecologista. Según un documento del Ministerio de Justicia mencionado ayer en el debate, el cese de los transportes de residuos tendría consecuencias legales para Alemania y supondría una transgresión de las obligaciones internacionales de este país. Según Trittin, Alemania no tendría que asumir ninguna indemnización si rescinde los contratos mediante una decisión parlamentaria.

Además, el Gobierno podría tener que retrasar sus planes de publicar el borrador de la ley de abandono de la energía nuclear la semana próxima. La ministra de Justicia, Herta Däubler-Gmelin, quiere someter el proyecto de ley a un examen que durará seis semanas, según informó ayer la agencia DPA, citando fuentes del Ministerio de Justicia. Representantes del Gobierno y de las empresas de energía nuclear comenzarán a conversar el próximo martes con el fin de buscar un consenso para organizar la desnuclearización y sus plazos. El canciller Schröder, que quiere entrevistarse previamente por separado con los dirigentes de la industria nuclear, se reúne el viernes con Trittin y Werner Müller, el ministro de Economía, un hombre de confianza de Schröder que actúa como contrapeso a Trittin. Müller, que fue asesor de la industria nuclear, dijo ayer que el abandono de la energía nuclear tiene "motivos económicos" y "no ideológicos" y exhortó a un "consenso por encima de los partidos políticos".

Alemania tiene 19 centrales nucleares y produce en ellas el 32% de su energía eléctrica. Desde hace 20 años no se construyen nuevas instalaciones ni está previsto construirlas en el futuro. La decisión de abandonar la energía nuclear es una de las más ambiciosas del actual Gobierno de coalición y posiblemente la más polémica.

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