Robyn Hitchcock crea un viaje escénico con canciones y relatos
El director Jonathan Demme ha estrenado un filme sobre el cantante
Robyn Hitchcock (Londres, 1953) lleva a gusto el ser considerado como un músico de culto. "Las mayorías generalmente se equivocan", dice. Los circuitos del rock mayoritario le asquean. Su ruta solitaria, sin embargo, le ha deparado fieles admiradores. Entre ellos, el director de cine Jonathan Demme, que acaba de estrenar un documental sobre sus actuaciones en vivo, en las que combina relatos y canciones. Hitchcock actúa hoy en Madrid.
Robyn Hitchcock ha ido formando su estilo a lo largo de 20 años y ahora es cuando parece sentirse dueño de la escena. Mago de las pequeñas salas donde suele actuar y donde encandila a su público con fantásticos relatos improvisados entre canción y canción. "Son historias que se me ocurren en el momento", afirma, aunque es algo difícil de creer. En el disco que acaba de lanzar con la música que interpreta en la película que Jonathan Demme ha realizado sobre él se puede sentir cómo el público se mete en la historia delirante de unos minotauros que secuestran a un hombre y lo llevan bajo tierra convertido en bomba, a punto de explotar en el centro de Londres.Lamentablemente, las limitaciones del idioma pueden cambiar el tono del espectáculo. "Es distinto en cada lugar. Si estoy en España, por ejemplo, procuro hablar en español, aunque mi vocabulario se reduzca a unas 75 palabras", explica. "Las historias van con las canciones. Son como fotografías que te dan distintos aspectos de una misma situación. La música es algo más emocional, en ella cabe cualquier sentimiento. Los relatos tienen que ver con pensamientos más que con los sentimientos. Las historias son mente, y las canciones, corazón".
"Hay muchas maneras de llevar la gente a tu propio mundo", continúa. "Pienso que la mayoría de las personas se cuenta historias a sí misma de forma subconsciente, aunque en la vigilia no les presten atención. Sólo cuando están a punto de quedarse dormidos, o durante el sueño, las escuchan, las ven. A veces se empieza a soñar antes de quedarse dormido. Creo que lo que yo cultivo es esa línea afilada entre lo consciente y lo inconsciente. Que ambas realidades se invadan la una a la otra".
En cierta forma, la oscuridad del escenario, los locales reducidos, ayudan a crear esa atmósfera ambigua, similar a la del cine. El filme que Demme ha hecho basado en una serie de actuaciones en vivo de Hitchcock aprovecha esa circunstancia. "Es justamente eso lo que ha captado la película", afirma Hitchcock. "Lo que yo hago es música cóctel. Se pueden tomar copas mientras la escuchas. No es música para bailar. Se acerca más a lo que es escuchar música por la radio, unas baladas que te acompañan. Antes, con el rock, la gente podía escuchar una historia contada en una canción de 15 minutos. El público era más paciente. Lo que hago yo es lo opuesto al rock. El rock es como un perro con la lengua fuera, que viene y te tira su hueso a los pies. Lo quieras o no. El rock es bastante desagradable. Yo soy más bien folkie". Empezó su carrera en los años setenta con un grupo pop llamado Soft Boys, pero hoy reniega totalmente de ese mundo. "La generación anterior y la actual han crecido con el rock. Yo pertenezco a la primera generación que creció con el rock. Pero rápidamente se convirtió en la forma de hacer mucho dinero para unas pocas personas. De eso se trata".
Caducidad de cinco años
El camino profesional que ha elegido Hitchcock es el menos transitado. Se ha mantenido en círculos más reducidos. "Me he mantenido bien así. Si eres precavido con el dinero puedes vivir bien. Yo no lo he sido, pero sigo adelante. El promedio de subsistencia profesional en el mundo del rock es de unos cinco años. Lo logras durante cinco años y pasas el resto de tu vida en recuperación, en una casa de reposo o algo parecido. Pero hay gente con proyectos a largo plazo, y yo me considero uno de ellos. Me gustaría ser como John Lee Hooker o Martin Carthy, el cantante folk inglés, que empezaron a los 20 años y seguirán cantando hasta el día de su muerte", afirma.Desde hace unos años Hitchcock presenta un espectáculo acústico, apenas acompañado por algún músico de apoyo. "Cuando llegué a los 40 me di cuenta de que no me apetecía ir más con una banda de músicos. Es un poco triste eso de ir con un grupo de hombres por ahí, a no ser que necesites el dinero".
El acierto de la minoría
Hitchcock ha sabido combinar sus distintas facetas creativas. El placer de la literatura, la música y también la pintura. Es un músico de culto, sobre el que ya circulan numerosas páginas de fans en Internet. Un término que suelen rechazar los que son así considerados. "En realidad, ésos eran los cantantes que me interesaban cuando era joven y lo que yo quería llegar a ser, como Captain Beefheart", dice.No le importa ser un artista para minorías. "Las mayorías generalmente se equivocan", afirma. "La última vez que la mayoría acertó fue con los Beatles. El grupo más popular de la historia fue también el mejor. REM también son bastante buenos". No en vano, Peter Buck, de REM, grabó con él su disco Queen Elvis y Hitchcock los ha acompañado en una de sus giras.
Aunque sigue viviendo en Londres, Hitchcock realiza la mayor parte de sus actuaciones en Estados Unidos. Hoy se presenta en Madrid, en la sala Moby Dick; mañana lo hará en Salamanca, y el sábado, en Pradejón (La Rioja).
Babelia
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