Manuel Marín: "Ningún grupo ha cuestionado mi integridad personal o profesional"
El vicepresidente español, Manuel Marín, confesó ayer en una conversación con un grupo de periodistas que estaba dispuesto a "no refugiarse" en el tratado -que no prevé la descalificación individual de un comisario- para mantenerse en el puesto, aunque generalmente se supone que un político debe ser "obligatoriamente fuerte".A diferencia de la comisaria Edith Cresson, que en ningún momento pensó en dimitir, Marín sí lo hizo: "Por temperamento, mi actitud no es la de aguantar, aguantar, aguantar. Habría asumido mis responsabilidades en el caso de que el plenario del Parlamento, y no sólo algún grupo, me lo hubiera planteado". Algo que no sucedió, pues "una abrumadora mayoría consideró desproporcionado" el castigo de la dimisión respecto de los posibles errores cometidos en la vigilancia de los servicios administrativos que de él dependen.
Hasta el punto de que mientras a su homóloga francesa la minoría le exigió que renunciase, a él sólo le pidió que no descartase dimitir, seguramente gracias a la rotunda humildad con que se dirigió al hemiciclo en el debate del lunes, frente al tono duro y técnico con que se expresó la comisaria francesa. Marín se confesó también contento porque "ninguno de los grupos", ni siquiera los que más le criticaron, "haya cuestionado mi integridad personal o profesional".
Más allá de esas confesiones personales, el comisario, manchego y por tanto siempre algo quijotesco, interpretó que el intento de crucificarle tuvo mucho que ver con la defensa de sus ideas, especialmente la de una Europa cohesionada.
"No se puede hacer más cosas con menos medios y menos dinero; creo que las políticas de cohesión y solidaridad son fundamentales en la Unión Europea, y aún lo serán más cuando nos acerquemos a la ampliación", detalló el comisario español. "No sé si la defensa de estas ideas es lo que ha provocado que mi persona se haya convertido en antipática para ciertos intereses, pero sigo pensando que son necesarias y seguiré defendiéndolas", añadió.
Para el decano de los comisarios, lo que ha sucedido es que algunos "han utilizado ciertos errores" comunes a todos los departamentos del Ejecutivo "como formidable excusa para plantear otro tipo de reclamaciones".
Manuel Marín evitó reiteradamente poner nombres y apellidos, pero todo el mundo había podido constatar que se trataba de un frente doble, buena parte de la derecha y la práctica totalidad de los diputados alemanes. Agradeció, en cambio, "el esfuerzo enorme del PP español" y del Gobierno de José María Aznar en defensa suya y de los comisarios mediterráneos.
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