Una niña de dos meses recupera el 40% de la piel con un injerto de tejido de prepucio
El tratamiento pionero se ha aplicado en la Universidad de Miami
Un tratamiento que parece de ciencia ficción ha sido aplicado por primera vez por un equipo de cirujanos de la Universidad de Miami. Una nueva piel biotecnológicamente cultivada con colágeno de vaca a partir de tejido de prepucio ha sido trasplantada a Tori Cameron, una niña de dos meses afectada de epidermolisis bullosa, una enfermedad cutánea potencialmente mortal. En seis semanas, Tori ya ha recuperado el 40% de la piel.
La enfermedad de origen genético hace que la piel crezca a retazos, por falta de "cemento cutáneo", produciendo numerosas áreas ulceradas y ampollas, que en el caso de Tori afectaban al 70% del cuerpo. Las funciones de la vida diaria, como rascarse o rozarse son peligrosísimas, porque producen heridas que pueden ser mortales al infectarse. Algunas formas de esta enfermedad hacen que las ampollas crezcan internamente y anulen las funciones respiratoria, urinaria y digestiva. El tratamiento consiste en injertar trozos de tres pulgadas de la piel biotecnológica llamada Apligraf en las áreas con úlceras y ampollas, y poco a poco se va mezclando con la piel natural. Al contener células vivas, Apligraf va "colonizando" la piel enferma. En dos o tres semanas no se nota la diferencia y desaparecen las infecciones. Los cirujanos que realizaron el tratamiento en el hospital Jackson Memorial aspiran a que Tori desarrolle una nueva piel por completo. La piel Apligraf se desarrolla en dos fases a partir de tejido del prepucio de un niño circuncidado. En la primera, las células fibroblastos extraídas del prepucio se implantan en colágeno cultivado de vacas. En seis días nace una primera capa o dermis. Luego se siembran en ella células queratinocitas, también prodedentes del prepucio, que contribuyen a formar la segunda capa o epidermis, que actúa como barrera contra infecciones y mantiene la hidratación. Pasados cuatro días, la piel que está creciendo se expone al aire para que concluya la formación de la epidermis. Finalmente se incuba por diez días en una sustancia gelatinosa de color rosa y está lista para su aplicación. El procedimiento dura entre uno y dos minutos. En una demostración hecha el lunes, la dermatóloga Anna Falabella tomó un trozo de la piel con aspecto de queso mozzarella trasparente, la perforó varias veces para evitar que el fluido de las ampollas quedara atrapado, y la puso sobre una herida en carne viva en la pierna derecha de la pequeña Tori. Al ir sanando produce "fibrina" una sustancia que actúa como pegamento cutáneo. El mismo procedimiento se le ha repetido decenas de veces a Tori desde que tenía 11 días de vida. "Donde tiene injertos ya no le salen ampollas", afirmó Fallabella. Cada porción de 20 centímetros cuadrados de Apligraf cuesta 1.000 dólares (855 euros, 140.000 pesetas), a pesar de que de un sólo prepucio puede fabricarse un trozo de piel tan grande como un campo de fútbol. La piel biosintética sólo la ha comercializado la compañía Organogenesis, de Canton (Massachusetts). La enfermedad de Tori afecta a más de 100.000 norteamericanos.
Primer beso
Los padres de Tori no la habían podido besar ni abrazar desde que nació, porque un roce le producía una nueva herida. El lunes, Lorraine y Randy Cameron, de 35 y 37 años, no podían contener la lágrimas mientras sujetaban a su hija en los brazos y anunciaban casi incrédulos el principio del fin de una pesadilla. "Es tan maravilloso que nos parece imposible", decía Lorraine, que trabaja como asistente social. Cambiarle los pañales era un calvario de casi una hora. Por la noches hacían guardia por turnos para evitar que Tori se rozara la cara o alguna parte del cuerpo con la ropa de la cuna, aunque era de tejido especial.
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