Bajo la bandera de Yassin
El islamismo marroquí mostró ayer en Rabat su capacidad de movilización, su perfecta disciplina y su unidad de acción. Una lección dirigida al régimen y que demuestra el fracaso de la política represiva del Ministerio del Interior en los dos últimos decenios. El intento de dividir el islamismo marroquí, fuertemente impregnado del islam popular de las cofradías y del sufismo, aceptando un "partido legal y parlamentario" como el Movimiento Popular Democrático y Constitucional (MPDC), que en las ultimas elecciones obtuvo nueve diputados, y excluyendo al radical Justicia y Caridad del jeque Abdesslam Yassin, bajo detención domiciliaria desde hace siete años, ha sido inútil.Tras la bandera de Yassin desfilaron ayer no sólo los dirigentes de su movimiento, no reconocido legalmente, sino los del partido moderado, así como personalidades de la política y la cultura.
Ante los bombardeos a Irak, el rey Hassan II decidió crear un comité de crisis para "detectar sus repercusiones sobre la opinión pública marroquí".
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