Hoffman, un lord con carisma
El juez recusado por sus relaciones con Amnistía Internacional guarda silencio
ENVIADO ESPECIALLord Hoffmann viajó el 4 de diciembre a Hong Kong, donde es miembro del tribunal de apelaciones. Allí se enteró de la decisión del tribunal de sus pares, jueces lores, del jueves pasado. En esa decisión sin precedentes se declaró nula, a petición de la defensa del general Pinochet, la resolución del 25 de noviembre, que salió como resultado del voto de lord Hoffmann y sus colegas Steyn y Nicholls contra los otros dos jueces lores. La razón de la nulidad es muy dura: "Dicho brevemente, lord Hoffmann, que no reveló sus relaciones con Amnistía Internacional, estaba descalificado para formar parte del tribunal".
Leonard Hoffmann, a quien sus colegas llaman Lenny, es uno los jueces lores más conocidos del Reino Unido y a quien la sabiduría popular excluiría del célebre aforismo "A lord is an ass" ("el señor es un asno") por su trayectoria, que, según la revista Legal Business, lo sitúa " como la personalidad más dominante entre los lores hoy día, que les ha dejado atrás en el número de casos importantes que le ha tocado juzgar, y con una tendencia para arrastrar detrás de él a los tribunales".
De 64 años, está casado desde 1957 con Gillian Steiner, quien entró a trabajar como secretaria administrativa en Aministía Internacional (AI) en 1977 y con quien ha tenido dos hijos. Lenny nació en Ciudad del Cabo en 1934 en una familia judía, se graduó en Suráfrica y se marchó a estudiar a Oxford. Volvió a su país natal, practicó la abogacía durante un tiempo y fue llamado a Londres, donde inició una brillante carrera como juez, más tarde como miembro del Alto Tribunal de Justicia y luego como juez de Tribunal de Apelaciones, hasta ser nombrado law lord en 1995, un puesto vitalicio hasta su retiro, a los 75 años.
Su honestidad personal e intelectual no ha sido cuestionada ni por los abogados de Pinochet, aun cuando han planteado que, al no revelar sus relaciones con una fundación de AI, dio lugar a una apariencia de parcialidad, ya que AI, que nunca ha ocultado su deseo de llevar a juicio al ex dictador chileno, participó en la apelación a la Cámara de los Lores..
Objeciones
¿Por qué, conociendo, como ha admitido esta semana, las relaciones entre lord Hoffmann y AI, la defensa de Pinochet no planteó antes sus objeciones? Las fuentes jurídicas consultadas coinciden: los abogados esperaban sólo dos votos contrarios a la inmunidad -el de Hoffmann y el de Steyn- y tres a favor -los de lord Slynn, Lloyd y Nicholls-, lo cual hubiera dejado las cosas como estaban, y Pinochet, con la inmunidad en el bolsillo, habría podido regresar a Chile, viaje que estaba preparado el miércoles 25 de noviembre. Quizá lo que falló en este cálculo fue la capacidad de arrastre de lord Hoffmann. Porque él y Nicholls son miembros del Tribunal de Apelaciones de Hong Kong. Lord Nicholls votó contra la inmunidad en lugar de a favor, como preveía la defensa de Pinochet, que también confió, más tarde, en la posibilidad de que el ministro del Interior británico, Jack Straw, dejara en libertad al general. Cuando todo falló, sus abogados utilizaron el último cartucho: la relación del juez con Amnistía Internacional.Nunca se sabrá si lord Hoffmann dijo explícitamente a sus colegas del tribunal lo que era público, esto es, que presidía una fundación vinculada a AI. En todo caso, a las partes, es decir, a la defensa de Pinochet, no se les comunicó formalmente. Éste fue el error aprovechado para tumbar el fallo. En 1924 se acuñó en el Reino Unido la frase de que "no sólo se debe hacer justicia, sino se debe ver que se ha hecho". Los jueces, hasta ahora tenían la discreción para revelar datos que podían comprometer su posición. En círculos próximos a lord Hoffmann se cree que el juez consideró que el debate en la Cámara de los Lores sobre la inmunidad no se refería al fondo del problema, los delitos de que se acusa a Pinochet, sino a asuntos de jurisprudencia y jurisdicción de la ley inglesa e internacional.
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