Richard Butler, el hombre que desató la crisis
El principal argumento de Bill Clinton para ordenar ayer a sus fuerzas bombardear Bagdad se llama Richard Butler, el jefe de los inspectores de la ONU en Irak, un australiano de 56 años que en la crisis del año pasado ya demostró su escasa capacidad para rebajar la tensión entre Irak y EEUU.Lo mismo ha sucedido esta semana. Butler presentó el martes un informe ante el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en el que aseguraba que "es evidente que Irak no ofreció la cooperación que prometió el pasado 14 de noviembre", y lo que ha sido más criticado por Rusia y en parte China y Francia, ordenó la retirada de sus inspectores, ofreciendo así a Washington carta blanca para lanzar un ataque.
La crítica que se le hacía hace un año y que se mantiene ahora es que con sus formas, Butler ha fallado por completo a la hora de rebajar la tensión y ha puesto a EEUU casi en la obligación de desatar un ataque. Al negarse a moderar su estilo de enfrentamiento con Sadam, ha provocado y ofendido a casi todo el mundo.
Algunas críticas rozan lo personal. Sus detractores lo acusan de racismo, de ponerse al lado de Washington contra Bagdad hasta el punto de jugarse la credibilidad de la ONU en Oriente Medio. Incluso los norteamericanos demostraron de forma velada durante la crisis del año pasado su poca confianza en Butler, aunque le mantuvieron al frente de los inspectores porque cambiarle hubiese significado ceder ante el régimen iraquí.
Rusia es la más ofendida con Butler. El embajador ruso en la ONU no comprende como un funcionario pude decidir la evacuación de los inspectores sin contar con el permiso del Consejo de Seguridad. "[Butler] puede hablar en nombre propio, pero sólo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas puede decidir qué hace su misión en Irak", dijo ayer Serguéi Lavrov. En caso de que Butler no pueda "controlarse", dijo, el diplomático ruso le aconseja que se busque otro empleo.
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