Bruce Springsteen revela en 56 canciones inéditas la "cara oculta" de su carrera

Bruce Springsteen, sentado en un taburete alto, con el aspecto de quien se somete a un tribunal, no parecía imponer la autoridad de alguien apodado El Jefe. Pero no tardó en demostrar con su carisma y sencillez que se le llama así por respeto, por simpatía, con admiración. Su nuevo trabajo, una caja de cuatro discos con 66 temas, de los que 56 son inéditos, compuestos a lo largo de 25 años de carrera, ha vendido en España 50.000 copias en poco más de un mes. "Estas canciones revelan la historia alternativa, la más oculta, a veces lo mejor de mi carrera", dijo ayer.

En los últimos tiempos se le ha visto acudir a los juzgados en su país y en el Reino Unido, entablando una batalla legal contra cuatro empresas para recuperar los derechos sobre algunas grabaciones piratas de antiguos temas suyos. "Pienso que la forma en que un artista decide dar a conocer su trabajo debe respetarse. Es él quien debe decidir cuándo y cómo debe salir al mercado. Es una decisión estética", afirma. "Todo esto empieza cuando alguien se sienta en su habitación con una guitarra y comienza a expresar cosas muy íntimas. Yo creo que esa intimidad debe defenderse, aunque sería mejor no llegar a los tribunales".Si algo quedó claro ayer en la conversación con Springsteen es hasta qué punto este hombre sencillo, de 49 años, y a pesar de la inmensa fama que ha conseguido como mito musical del rock, desea proteger su territorio más personal de cualquier apropiación. Las 66 canciones incluidas en Bruce Springsteen. Tracks, compuestas entre los años 1972 y 1998, son en su mayoría temas grabados en la preparación de sus anteriores álbumes. Descartes de lujo que él prefirió guardar en un cajón. "Cuando eres joven y estás en el proceso de dar forma a tu identidad artística, tratas de averiguar quién eres y de qué quieres hablar en tus canciones. Yo era muy prolífico entonces, y lo sigo siendo, pero desde el principio fui muy cauto en la selección de mis temas. De las 250 a 300 canciones que revisé para estos discos, escogí las que ya estaban terminadas en su momento", explicó. "Son temas vivos que revelan un camino paralelo de mi carrera, su cara oculta".

Hombre de barrio

Bruce Springsteen no es ningún divo. Vestido con unos pantalones vaqueros corrientes, unas botas negras bastante gastadas y una chaqueta de cuero negro, no desmentía su legendaria fama de hombre de barrio. Él mismo se ve así, y por eso declaró ayer, con gran humildad, que le parecía como un sueño haber sido incluido hace poco en el Rock and Roll Hall of Fame, una especie de Olimpo oficial del rock. "De pronto me vi ante el público en una jam session improvisada, junto a George Harrison, Mick Jagger, Bob Dylan y Keith Richards, y me dije: ¿Qué hago yo aquí?", y reflexiona: "El impacto del rock en mi vida ha sido tremendo. Me ha cambiado en muchos aspectos, en el espiritual, el político... y yo quiero dar ese tipo de inspiración también a mi público".Una inspiración con la que su público no siempre coincide. Su disco más popular, Born in the USA, es el que menos le gusta de su carrera, según confesó ayer. "Es el álbum con el que quedé menos satisfecho, porque no logré plasmar la idea original que me interesaba. Pero los discos cobran vida propia y te llevan donde ellos quieren. Son como seres vivos. Mis favoritos son quizá los acústicos Nebraska y The ghost of Tom Joad , además de Darkness in the edge of town y algunos temas de The river".

Después de componer cientos de canciones, Springsteen sigue gozando y sufriendo al escribir. "Cada canción debería ofrecer una idea fresca y reveladora de la vida, y eso no es fácil de lograr. Todos somos creadores, porque nos reinventamos a nosotros mismos cada día, pero es maravilloso llegar a dar voz a un personaje o una situación. Componer me satisface tanto como actuar en un escenario".