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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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Incierto horizonte marino

La celebración del Año Internacional del Océano ha incluido actividades internacionales y aportaciones nacionales, entre las que la Unesco no ha registrado ninguna española. Cabe, pues, preguntarse si acaso nuestra sociedad no se verá afectada por la importancia estratégica del océano prevista en el siglo XXI. Las actividades relacionadas con el mar reportan cerca del 3%-5% del producto nacional bruto de los países industrializados, pero suponen más del 10% del PNB y uno de cada 10 empleos en España, excediendo el 50% del PIB en las comunidades autónomas insulares. La importancia del sector marino va en aumento, ya que: 1. El transporte de mercancías por mar sobrepasa ya el 95% y sigue en aumento; 2. El turismo costero sigue creciendo, duplicándose el número de visitantes al Mediterráneo cada 15 años; y 3. El desequilibrio entre oferta y demanda de recursos pesqueros se ampliará hasta alcanzar un 40% de las capturas actuales para el año 2010, a pesar de que el 20% de los caladeros están sobreexplotados, y un 40% restante lo está al límite. El océano aporta otros importantes servicios, tales como la regulación del clima y la asimilación de contaminantes y residuos. El océano también genera riesgos (para la navegación, inundaciones, dispersión de la contaminación, corrosión de materiales, proliferación de organismos tóxicos como consecuencia de la degradación de la calidad del agua, etcétera) con un impacto económico extraordinario. Basta con considerar las pérdidas generadas por fenómeno como El Niño o la formación de huracanes por la acumulación de calor en el Atlántico central, y, más localmente, la destrucción de bienes en la costa y la erosión de playas por temporales.La inversión en el conocimiento científico-técnico necesaria para asegurar la sostenibilidad de éstos servicios y poder predecir -y por tanto adoptar medidas preventivas- los riesgos asociados al océano es, pues, claramente rentable. Así, la mejora en las predicciones climáticas generadas por un programa de investigación en el océano tropical (TOGA) ha reportado un beneficio neto anual de alrededor del 20% de la inversión realizada, una vez descontada ésta. No sorprende que Estados Unidos haya decidido duplicar su inversión en I+D a las ciencias marinas hasta alcanzar el 8% del total el próximo año. En contrapartida, en nuestro país sólo se dedican unos 1.500 millones de pesetas anuales (un 40% de fondos de programas de la CE y otro 40% del Plan Nacional de I+D) a la financiación de proyectos de ciencias marinas, lo que representa un 0,8% de la inversión pública en I+D en un sector que repercute en más del 10% del PNB. Esta financiación supone un 1% de la inversión en I+D marina en la Unión Europea, donde se espera que España cargue con el 6% del esfuerzo en I+D. La reciente austeridad presupuestaria (1996-1997) ha resultado, además, en una reducción en la financiación en I+D marina en nuestro país, que la Oficina de Ciencia y Tecnología piensa corregir en el futuro.

A pesar de la deficiente financiación, España es el 10º productor mundial y el 5º en Europa de conocimiento en I+D marina. Los investigadores españoles recuperan, en competición con otros investigadores, cuatro pesetas de cada tres (un 130%) que España aporta al programa de I+D en ciencias marinas de la CE. Esta situación refleja la gran progresión española en la última década, en la que la producción científica en I+D marina se ha multiplicado por 10 a pesar de que sólo hay unos 500 investigadores estables, apoyados por unos 1.000 doctores cuya precaria situación laboral les priva, además, de la capacidad de conseguir fondos de investigación externos. El destacado papel de España se explica por el gran esfuerzo y calidad de nuestros investigadores, que generan el 10% de las publicaciones en ciencias marinas de la UE con sólo el 1% de la financiación disponible en la UE. La notable deficiencia de masa crítica y recursos adecuados priva a España del avance necesario en este campo estratégico.

Carlos M. Duarte, del CSIC, es representante en el programa Marine Sciences and Technology (MAST III) de la CE.

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