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La declaración universal de responsabilidades recoge el deber de injerencia de los estados Concluye en Valencia la redacción del borrador que será entregado a la Unesco

Ferran Bono

El borrador de la declaración universal de responsabilidades y deberes humanos consta de 36 artículos y un preámbulo que explica su razón de ser: garantizar el cumplimiento de los derechos humanos 50 años después de su formulación. En su artículo sexto, el documento, que será entregado a la Unesco para su discusión, recoge el deber de injerencia de los estados, bajo la autorización de la ONU, para "prevenir o detener" guerras de agresión, genocidios, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y otras flagrantes violaciones.

Con la sesión de ayer concluyen los encuentros del Tercer Milenio que se han celebrado en la ciudad de Valencia organizados por el Ayuntamiento y la empresa ADC Nouveau Millénaire con el patrocinio de la Unesco. Juristas, dirigentes de organismos internacionales, políticos, periodistas e intelectuales se han reunido en tres ocasiones en Valencia para discutir los contenidos de la declaración. La propuesta surgió de tres antiguos funcionarios de la Unesco (ahora integrantes de la empresa ADC) y fue asumida por la alcaldesa, Rita Barberá, con el fin de hacer "una aportación al mundo desde Valencia". Una vez finalizada la redacción del documento, falta dar el paso decisivo: la aceptación de de sus postulados por parte de la conferencia general de la Unesco. El secretario general de ese organismo, el español Federico Mayor Zaragoza, ha mostrado su apoyo a la iniciativa, pero serán los representantes de los países en la conferencia de enero los que decidan sobre la oportunidad y validez de la propuesta. El borrador está pendiente de algunas modificaciones y de la introducción de algún artículo más, como el referente a los medios de comunicación y la libertad de expresión. Los miembros del grupo de expertos internacionales presidido por el juez del Tribunal Constitucional de Sudáfrica y ex fiscal jefe del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia, Richard Goldstone, no han llegado de momento a un acuerdo en este sentido. Curiosamente, es el único punto en que el documento, que ya cuenta con una formulación jurídica, remite a una posterior redacción. En los considerandos del preámbulo, el borrador asume los enunciados de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la Convención Internacional sobre Derechos Políticos y Civiles, del Convenio Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y de otros instrumentos internacionales de derechos humanos. El texto se divide en varios capítulos: Disposiciones generales; La seguridad humana y derecho a la vida; La seguridad humana y el orden internacional equitativo; La participación significativa en el gobierno; Libertad de opinión, expresión, asamblea, asociación y religión; El deber a la integridad personal y física; Protección de minorías y pueblos indígenas; Los derechos del niño y del anciano; Trabajo, calidad de vida y nivel de vida;Educación para todos, y Derecho a remedio. En las disposiciones generales, en el artículo primero se especifica que "deber significa una obligación ética o moral", y "responsabilidad significa una obligación perceptiva conforme a la legislación internacional vigente". La declaración está dirigida a la comunidad global, entendiendo por ella a Estados y todos tipo de organizaciones y colectivos. En el segundo artículo, se señala que "los estados tienen el deber y la responsabilidad de adoptar cualquier medida legislativa, administrativa,política u otra necesaria para asegurar el respeto y a hacer cumplir y fomentar de forma proactiva dentro de un territorio o bajo su jurisdicción, los derechos humanos y libertades fundamentales. El capítulo segundo aborda la seguridad humana y el derecho a la vida. En él se alude al deber de injerencia e intervención,una cuestión muy debatida en los últimos tiempos en las instancias internacionales a propósito de gravísimos conflictos sangrientos como el de Ruanda o el de la antigua Yugoslavia. "Cuando los Estados individuales dejan de actuar con eficacia para prevenir la perpetración de las conductas referidas en el párrafo 1 [guerras de agresión, genocidios, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra, entre otras violaciones], o no castigan tales conductas, los Estados tienen el deber colectivo, bajo la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU (o una entidad regional o subregional dotada con semejantes poderes), de intervenir para prevenir o detener tal perpetración". El derecho a remedio reconoce el deber y la responsabilidad de los Estados a proporcionar remedios judiciales, adminitrativos, legislativos y demás cuando haya sido amenazado o violado un derecho humano o libertad fundamental.

Darío Fo, la dignidad y El Cabanyal

Acompañado por su esposa, Franca Rame, el dramaturgo Dario Fo, premio Nobel de Literatura el pasado año, comentó ayer en Valencia que "la dignidad es el derecho principal del hombre, muy por encima del derecho a la supervivencia. De nada le sirve a una persona sobrevivir si va a ser después un esclavo. La dignidad proviene del hecho de ser libre, y libre quiere decir poderse expresar y participar en la vida común y colaborar con los demás y de ahí surge la democracia". El autor de Muerte accidental de un anarquista participó en el congreso del Tercer Milenio que concluyó ayer y declaró que el problema con que se encuentran los impulsores de la declaración de deberes es "su futura imposición al poder y a las personas que lo detentan". Dijo estar encantado con lo que la Academia Sueca haya galardonado con el Nobel también este año a un escritor de izquierdas como José Saramago y dijo sobre Augusto Pinochet "que no hay nada que pueda salvar a un hombre, a un jefe de una institución, que haya organizado esos horribles crímenes contra la sociedad". En ese sentido destacó el "granvalor de los españoles que han tenido el coraje de intervenir ante los tribunales británicos". Dario Fo incluyó a su mujer en las opiniones que vertió durante la rueda de prensa al hablar siempre en primera persona de plural. Comentó que ambos no tienen ambición de pasar a la posteridad "como los clásicos de la literatura". Sobre el teatro, que le ha granjeado el reconocimiento general, sostuvo que no pretende revolucionar el mundo, es sólo uno de los medios para hacerlo junto a la danza, el cine, la escritura, e incluso la televisión". En un momento de la rueda de prensa se levantó un representante de la plataforma contra la prolongación de la Avenido Blasco Ibáñez y le comentó la falta de "solidaridad y derechos humanos" en el barrio de El Cabanyal debido a que "la alcaldesa Rita Barberá quiere derribar 1.500 viviendas,entre ellas dos teatros, de un pueblo de 300 años de historia". Dario Fo prometió al representante vecinal, cuya intervención fue aplaudida por compañeros de la plataforma, que se informaría sobre la cuestión "para charlar después con la alcaldesa [con la que se acababa de entrevistar] sobre este problema", porque, según dijo, "es inútil hablar de reflexiones metafísicas si existen problemas directos". Más tarde, en un aparte, Dario Fo expresó que la cuestión sobre El Cabanyal era la más interesante que se le había realizado.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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