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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Viaje a ninguna parte

MIENTRAS AUGUSTO Pinochet, tras recibir un alta médica que complica su eventual liberación por motivos humanitarios, aguardaba ayer su traslado a una residencia privada en espera de la decisión del ministro del Interior británico sobre la demanda de extradición a España, el jefe de la diplomacia chilena intentaba en Madrid convencer al Gobierno de que el dictador sea devuelto a Chile. José Miguel Insulza ha hecho la misma gestión en Londres en medio de una estudiada frialdad.El viaje a España del titular de Exteriores chileno parece destinado más al consumo de una parte de la opinión pública del país latinoamericano -la más inquieta por el destino de Pinochet- que motivado por una apreciación realista de la situación. Insulza sabe que la suerte del general golpista está ahora en manos del ministro británico de Interior, de quien depende dar curso judicial o no a la demanda de extradición del juez Garzón, una vez que la Cámara de los Lores le ha negado la inmunidad. En este momento nada tiene que decidir el Gobierno español, que, por otra parte, no oculta cuánto le satisfaría librarse del trago de celebrar en España el juicio contra el senador vitalicio acusado de genocidio, tortura y desaparición de personas. Sin embargo, y en contraste con lo escueto de su gira londinense, la agenda madrileña del jefe de la diplomacia chilena ha sido frenética: en 48 horas se ha visto con todo aquel que representa algo en la vida institucional, política o económica española, del jefe del Gobierno para abajo.

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Insulza se adelantó a su visita con unas declaraciones peregrinas a propósito de la hipotética parcialidad de la justicia española en contra del general. Y las ha rematado con la apreciación de que el ambiente político aquí no es favorable a Pinochet. ¿Pensó que iba a ser objeto de un recibimiento? En el sueldo de un ministro de Exteriores -socialista en este caso y purgado durante la dictadura pinochetista- está hacer lo mejor posible representaciones como la que nos ocupa. Pero el calor de sus opiniones rebasa las obligaciones del cargo.

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