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Gay y Gimelberg estrenan "Hotel room", un filme sobre el azar

Con la historia que envuelve el rodaje de Hotel room se podría rodar otra película. También sobre el azar. El filme nace de un encuentro en Nueva York. El del catalán Cesc Gay y el argentino Daniel Gimelberg entre maderas, martillos y clavos. Ambos coincidieron hace cuatro años trabajando como carpinteros en la reforma de un viejo edificio del barrio de Tribeca, en Manhattan. No era ése su oficio, pero de algo había que vivir mientras soñaban en hacer cine algún día. De sus charlas nació el guión de Hotel room. Sólo había que buscar el dinero para emprender el proyecto. En ello estaban cuando el argentino cobró un millón de pesetas de una póliza de seguros por la muerte de su padre en accidente unos años atrás. Fue el golpe de gracia al largometraje, rodado íntegramente en Nueva York, en blanco y negro y en inglés, que, después de ser presentado en el Festival de San Sebastián, llega este viernes a las pantallas de Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, Valencia y Zaragoza.El rodaje del filme, en el que participan actores y técnicos noveles, fue tan accidentado como su preparación. El piso del argentino, en el Harlem hispano, sirvió de plató. Gimelberg dormía por la noche en el mismo decorado que durante el día hacía las veces de una habitación de un destartalado hotel, la número 426, donde en una misma jornada, un 4 de julio de no se sabe qué año, coinciden distintas personas. La narración va hacia atrás en una suerte de "juego de posibilidades", según Gay. "La idea era que el filme fuera una historia sobre el azar, contada por varias historias. No una película de cortometrajes", añade Gimelberg.

Hubo un momento en que los dos jóvenes cineastas temieron que jamás verían acabada la cinta. Fue cuando, a media filmación, volvieron a quedarse sin blanca. Gay voló a casa y, al cabo de un tiempo, decidió mostrar parte del material a unas amigas, Mireia Ros y Marta Figueras, productoras de Bailando con todos. "Cuando vimos aquello pensamos que era el tipo de cine por el que valía la pena apostar", explica Figueras. Lo hicieron. Gay y Gimelberg acabaron el rodaje.

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