Un largo camino separa aún al senador de Madrid

La fiscalía de la Corona acogió ayer el fallo de los jueces lores contra la inmunidad del general Pinochet con una actitud cautelosa. El silencio oficial tuvo como contrapunto, en los comentarios privados, una alegría incontenible. Los fiscales, sobre todo Alun Jones, que no se encontraba en Londres, confiaban en un desenlace tres contra dos, tras cerrarse la vista pública hace hoy dos semanas."Tenemos claramente con nosotros, por lo que dijeron día tras día, a lord Steyn, lord Hoffmann y lord Nicholls", confiaban sin hacerse ilusiones. Ya habían sufrido un revés en el Alto Tribunal de Justicia el 28 de octubre, cuando el juez del Tribunal Supremo lord Bingham, sacó adelante la inmunidad a favor del general.

"La diferencia es esta: Bingham tenía en el Alto Tribunal a dos magistrados más nuevos y más jóvenes. Siempre harían lo que el propusiera. En la Cámara de los Lores, los cinco jueces tienen la misma autoridad. Cada uno ha hecho lo que su conocimiento del Derecho y su conciencia les ha dictado".

Pero la actitud cautelosa de la fiscalía se debe también a la posible eternización del proceso de extradición. Los funcionarios, en base a su experiencia, creen que el caso Pinochet puede ser una historia interminable. "Se ha dado un paso histórico, es verdad. Pero no esto no pone a Pinochet en Madrid así como así", dijo una fuente que pidió reserva. La propia fiscalía ha solicitado a sus abogados que no hagan comentarios.

Hay, eso sí, ciertas paradojas que se observan con cierta perversión en Londres. Una de ellas, la más llamativa, es el hecho de que quien aparece oficialmente contra Pinochet es el Gobierno de España y no el juez Baltasar Garzón. Aunque el Gobierno de José María Aznar se ha definido a sí mismo como un "mero correo" -y el Gobierno de Frei en Chile le ha caracterizado como "buzón" del juez-, aquí el que aparece pleiteando es el Gobierno no Garzón.