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Un congreso debate los perfiles polémicos de Blasco Ibáñez

Ferran Bono

Escritor de gran popularidad, periodista combativo, viajero impenitente, político republicano, cineasta de éxito, agitador anticlerical y masón -recibió el nombre de Hermano Danton-, la vida y obra de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) siempre genera reacciones encontradas, sobre todo en su tierra natal, Valencia, donde se está desarrollando desde el lunes un congreso sobre el autor a propósito del centenario de la publicación de La barraca. Hispanistas, escritores y estudiosos están tratando los múltiples campos que cultivó el escritor valenciano, aunque la literatura es el eje central del encuentro, organizado por la Diputación de Valencia en colaboración con las universidades de Valencia y Menéndez Pelayo.El profesor de la Universidad de Bolonia Maurizio Fabbri destacó ayer la contribución de Blasco con su novela La araña negra "a dar forma literaria al anticlericalismo, toda una novedad en España, pero no en Europa". Publicado en un principio bajo la fórmula de "cuaderno por entregas", como lo denominó el escritor, el libro presenta afinidades con la novela popular de Eugène Sue Le juif errant, "pero en modo alguno es un plagio del gran maestro del folletín", comentó Fabbri, al tiempo que propuso una nueva lectura, alejada de "prejuicios y hostilidades estéticas", de las novelas de Blasco para combatir el cuestionamiento casi secular de la calidad de su literatura. En el caso de La araña negra, el profesor sostuvo que constituye un "ejemplo admirable" del esfuerzo del entonces joven escritor de ensayar un género ajeno a la tradición narrativa española, como la novela popular".

En la conferencia de apertura, el catedrático de Literatura y director del congreso, Joan Oleza, defendió la obra de Blasco "como una manera realista de ser moderno" y rechazó su adscripción a la Generación del 98, uno de los puntos polémicos del debate. Oleza argumentó que las diferencias ideológicas, estéticas y literarias y el "panmediterraneísmo ferviente y dionisíaco" del escritor valenciano le alejan de los noventayochistas. Afirmó, además, que su producción literaria "aseguró la continuidad entre el naturalismo del siglo XIX y el primer realismo del XX, el realismo social".

Movimiento popular

Ramir Reig, profesor de Historia Económica, indagó ayer en la influencia del que también fue diputado en Cortes entre 1898 y 1907 en la configuración de la ciudad de Valencia. A pesar de su ideal jacobino de Estado, Blasco "intervino muy poco" en el debate sobre España y lideró un movimiento político municipal de artesanos y clases populares que derivó hacia una visión "populachera" de la ciudad que, según Reig, aún hoy pervive. Blasco automarginó a Valencia porque no tuvo capacidad política para enraizar su modelo incluso en el resto de la sociedad valenciana, apuntó el estudioso. Un modelo laicista y republicano que Reig calificó de "sugerente" por cuanto pretendía modernizar la ciudad, aunque finalmente fracasó por la falta de apoyo de la burguesía.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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