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Mafias españolas y rusas controlan el tráfico de prostitutas brasileñas, según un informe de Río

El ministro de Justicia de Brasil negociará en Madrid la represión de estas redes delictivas

Las mafias españolas y rusas se reparten el control del tráfico de la prostitución internacional en Brasil, según un informe de la Policía Federal de ese país que fue difundido ayer por el diario de Río de Janeiro O Globo. En el documento interno de las fuerzas de seguridad se asegura que "muchas mujeres brasileñas entran en España, desde donde son distribuidas para ejercer la prostitución en otros países del mundo". Generalmente estas mujeres brasileñas se quedan de 20 a 30 días en una ciudad española y desde allí toman rumbo hacia otros lugares, de forma especial hacia Israel.

Según datos extraoficiales de la Policía Federal de Río de Janeiro, son ya más de 2.000 las mujeres brasileñas que, después de entrar por España, ejercen la prostitución en diversos países de Europa. Los traficantes rusos actúan en las regiones del norte y noroeste de Brasil, en tanto que los españoles copan el tráfico en Río y en los Estados de las regiones del suroeste, sur y centro-oeste.

El informe dado a conocer por el diario O Globo fue enviado por la policía al ministro de Justicia Renan Calheiros, que precisamente visitará oficialmente España los próximos días 12 y 13. Según el documento, Brasil es el país con un mayor número de mujeres en las redes internacionales de prostitución. Sólo en Israel, país que el ministro de Justicia está visitando estos días, los rusos dirigen más de 200 casas de prostitución con mujeres brasileñas. Renan Calheiros anunció ayer que va a solicitar sendas investigaciones a fondo en España y en Israel.

Un eslabón

Fuentes policiales españolas consideran "exagerado" el informe de las autoridades brasileñas, aunque reconocen que es posible que algún español se dedique a reclutar mujeres en Rio o SâoPaulo. Sin embargo, los investigadores españoles creen que las organizaciones que operan en España son sólo "un eslabón" intermedio dentro de la cadena internacional de la trata de blancas y generalmente se dedican a explotar a estas personas tras su entrada.La policía española ha detectado una alta presencia de brasileñas en Galicia, en concreto en la zona más próxima a Portugal, lo que le lleva a sospechar que utilizan este último país como vía de entrada en la Unión Europea. "Hay que tener en cuenta que Brasil y Portugal tienen un idioma común, lo que supone un incentivo para las mujeres", según un mando del Ministerio del Interior.

La táctica que los traficantes españoles y rusos emplean para captar mujeres es la clásica de ofrecerles un trabajo en el extranjero. Salen con un visado de turista y al llegar a España, por ejemplo, les quitan el pasaporte y las obligan a prostituirse. Según Lucio Pires de Amorin, director general de Asuntos Consulares, no en todos los casos se actúa así, ya que hay mujeres que saben que van a ejercer la prostitución en el extranjero y a veces, cuando son muy jóvenes, cuentan incluso con el permiso de sus familiares.

El ministro de Justicia considera que estas mujeres, forzadas o no, son siempre víctimas, en el mejor de los casos, de la miseria, por lo que el peso de la justicia debe caer sobre las mafias que las explota. Sin embargo, la ley no es demasiado severa: apenas tres años de cárcel para el tráfico internacional de prostitución brasileña y, si la víctima tiene menos de 18 años, de cuatro a diez años de prisión. Los lugares del país en los que en mayor medida son captadas las mujeres son Río, Sâo Paulo, Paraná y Goiás.

Según datos del Gobierno brasileño, las autoridades fronterizas españolas rechazan a un promedio de 20 mujeres brasileñas que intentan entrar en el país de forma indebida, probablemente con el objetivo de ejercer la prostitución.

Fuentes policiales de Madrid reconocen que la presencia de brasileñas en puticlubs de carretera es "bastante elevada", aunque es mayor el número de dominicanas, colombianas, ecuatorianas y ciudadanas procedentes de países del antiguo Este europeo. En algunas provincias españolas hay en torno a un centenar de locales de este tipo.

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