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El Gobierno aumenta un 29% los gastos corrientes pese a su plan de austeridad

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno ha incumplido por segundo año consecutivo el plan de austeridad en la Administración que fue aprobado por el Consejo de Ministros del 6 de junio de 1997. Según el avance de la liquidación de los Presupuestos correspondientes a 1998, los gastos corrientes -compras de material, partidas protocolarias, dietas...- han crecido un 29,16% pese a las promesas del Ejecutivo de ir reduciéndolos en cada ejercicio entre un 3% y un 6%. En definitiva, la desviación ha sido de 92.047 millones de pesetas. El debate sobre los gastos corrientes se ha politizado al vincularse el pretendido recorte a un plan gubernamental de austeridad que no se ha llevado a buen término.Para 1998 el Ejecutivo presupuestó 315.603 millones en gastos corrientes, correspondientes al Capítulo II de las Cuentas del Estado. Sin embargo, la cifra que arroja el avance de la liquidación presupuestaria del año, con motivo de la presentación de los próximos presupuestos, asciende ya a 407.650 millones. La desviación presupuestaria es, pues, de 92.047 millones, es decir un 29,16% de más sobre las previsiones.

El cálculo presupuestario del gasto corriente se limita al Estado, sin tener en cuenta ni la Seguridad Social ni los organismos autónomos.

Éste es el segundo año consecutivo en que el Gobierno incumple sus previsiones. En 1997 presupuestó 304.850 millones para gastos corrientes y al final del ejercicio alcanzó la cifra de 394.000. La desviación fue entonces de un 30%, según admitió el propio ministro de Economía y Hacienda y vicepresidente segundo, Rodrigo Rato. Los ministerios que en aquellas ocasión más se desviaron del gasto previsto fueron por este orden: Educación y Cultura, Fomento, Defensa, Interior, Economía y Hacienda y Presidencia.

Debate politizado

El debate sobre los gastos corrientes se politizó desde el momento en que el Consejo de Ministros del 6 de junio de 1997, al año de la llegada del Partido Popular a La Moncloa, presentó ante la opinión pública un plan de austeridad cuyo objetivo era su reducción entre un 3% y un 6% por ejercicio.Presentada como un importante compromiso gubernamental de la formación que lidera José María Aznar, la idea del plan de austeridad era "la mejora de la imagen institucional de la Administración y el fomento de la conciencia del uso racional de los recursos públicos por parte del personal".

Entre las medidas, generalizadas a todos los ministerios, que iban a aplicarse figuraban la reducción al máximo de los gastos de representación de los altos cargos y los de comidas y atenciones protocolarias, así como el establecimiento de un control de las llamadas telefónicas, la supresión de los teletipos, excepción hechas de los imprescindibles... Además, el plan dedicaba especial atención a la mejora en la gestión de las compras del material y los suministros.

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El Gobierno ya ha tirado la toalla en cuanto a cumplir sus previsiones de reducir gradualmente, de ejercicio en ejercicio, el gasto corriente. Buena prueba de ello es que para 1999 ha presupuestado la cifra de 340.000 millones de pesetas, un 7% más que las previsiones realizadas en 1998, cuando se fijó una cantidad de 315.603 millones. No obstante, el Gobierno estima que el plan de austeridad no ha sido un fracaso. En una intervención parlamentaria, el subsecretario de Economía y Hacienda, Fernando Díez Moreno, manifestó que sí había cumplido el objetivo de concienciar a la Administración sobre el uso racional del gasto público.

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