Una inundación anunciada y una capital destrozada
El errático huracán Mitch estuvo cinco días sobre territorio hondureño. Según explica el ingeniero Arturo Corrales, jefe de una empresa de sistemas de información geográficos, primero se estableció durante 48 horas sobre la costa norte de Honduras. En los dos días siguientes se desplazó un poco más al sur. Pero el quinto día, repentinamente, giró hacia el sureste, cruzó el país en menos de 24 horas y descargó su ira sobre Tegucigalpa y la frontera con Nicaragua. "Esto provocó dos tipos de fenómenos. En el norte se produjo una inundación anunciada. La gente vio crecer el agua. En la capital, en cambio, todo fue inesperado. En menos de seis horas teníamos 62 centímetros de agua por metro cuadrado".
La fuerza de las inundaciones fue tal, añade, que algunos cadáveres fueron trasladados por el río Choluteca hasta la costa del Pacífico en apenas unas horas. Corrales ha puesto su empresa a disposición del Gobierno hondureño, que tiene ahí el centro de recogida de datos.
Las noticias van llegando con cuentagotas del resto del país. Hay regiones de las que aún no se sabe nada. Los helicópteros han permitido ver a gente aún aislada en los tejados de sus casas.
Según el balance de ayer, Mitch ha dejado en Honduras 6.576 muertos, 10.000 desaparecidos y más de un millón de damnificados. "Y éstos son datos filtrados y comprobados. El número de muertos va a ir aumentando a medida en que bajen las aguas", advierte Arturo Corrales. "Mitch nos ha golpeado en la columna vertebral, porque ha seguido el curso de los principales corredores productivos del país. Las plantaciones de plátano y las fábricas maquiladoras en el norte, las zonas industriales del centro, y, en el sur, la ganadería, la caña de azúcar y los criaderos de camarones... Todas las áreas de mayor rentabilidad del país".
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