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Los amigos de Manuel Azcárate recuerdan su "extremada entereza moral"

Homenaje al escritor al publicarse su libro autobiográfico "Luchas y transiciones"

"Es un encuentro de la familia, de los amigos". Carmen Azcárate, hija del escritor Manuel Azcárate, resumió el homenaje celebrado ayer en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, con motivo de la publicación de Luchas y transiciones. Memorias de un viaje por el ocaso del comunismo (El País Aguilar), segundo libro autobiográfico del ex dirigente del PCE, editorialista y analista internacional de EL PAÍS desde 1981 hasta poco antes de su muerte, ocurrida el pasado 24 de agosto. Los participantes destacaron su "extremada entereza moral" y su "generosidad política".

La Residencia de Estudiantes celebró ayer "un acto cívico", según el director de la institución, José García Velasco, al presentar el homenaje a Manuel Azcárate. Carmen Lacambra, directora de El País Aguilar, dijo que el autor de Luchas y transiciones había conocido el libro en galeradas. "Es la memoria de un intelectual que fue protagonista de las grandes transformaciones del siglo XX". Azcárate es autor también de La crisis del eurocomunismo (1982), La izquierda europea (1986) y Derrotas y esperanzas. La República, la guerra civil y la resistencia (1994).En el acto intervinieron Julio Segura, catedrático de Teoría Económica; Javier Pradera, editor y analista; Cayetano López, catedrático de Física, y Carmen Azcárate.

"Manolo era un hombre curiosamente modesto, una persona enérgica y firme, de extremada entereza moral, distanciada del poder y que reflexiona con libertad sobre las cosas", dijo Julio Segura, quien también fue expulsado del Partido Comunista, como le ocurrió a Azcárate en 1981, cuando tenía 65 años, hecho calificado de "ignominioso" por los participantes. Segura se centró en los temas de reflexión política de Azcárate, que resumió en la crítica de la Unión Soviética, el mayo francés del 68, el eurocomunismo y la transición política en España y el papel del PCE.

La coincidencia en la mesa de tres antiguos militantes del PCE fue señalada por Javier Pradera, aunque su trato profesional y amistoso con Azcárate se desarrolló en EL PAÍS, siendo testigo de su "dignidad moral y generosidad política", sobre todo tras la expulsión. "Jamás se le pasó por la cabeza pasar factura a la democracia por los 50 años de luchas y derrotas", dijo, tras seguir el proceso de militante desde los 17 años, con una matriz cultural del periodo de entreguerras y el papel jugado por la Unión Soviética.

La vida de Azcárate, a lo largo de 83 años, se superpone con el siglo XX, según Cayetano López, al combinar la reflexión, el rigor, el compromiso y el protagonismo activo, con una mente "analítica, honrada y laica". El libro, con su memoria desde 1969 hasta su muerte, es también la historia de una época, con la gran decepción de la Unión Soviética, el eurocomunismo, la muerte de Franco, la transición y consolidación de la democracia.

Carmen Azcárate cerró un homenaje "con la austeridad propia de mi padre y de la familia".

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