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Lafontaine tantea el poder del Bundesbank

Bonn presiona al banco central para que baje los tipos de interés

Pilar Bonet

El superministro de Finanzas alemán, Oskar Lafontaine, tendrá esta semana la oportunidad de argumentar a favor de una reducción de los tipos de interés en Alemania (actualmente en el 3,30%) directamente en el Bundesbank, cuando visite la entidad emisora el próximo jueves en Francfort. Será un episodio más del pulso que libra el nuevo Gobierno rojiverde alemán con el todopoderoso Bundesbank.El banco central alemán celebra hoy la reunión mensual, de la que podría salir una respuesta a la presión que ejerce el nuevo Ejecutivo para que reduzca los tipos oficiales de interés, a ocho semanas del lanzamiento del euro.

Lafontaine acudirá a la prestigiosa institución en compañía del secretario de Estado, Heiner Flassbeck, que en el pasado fue director del Instituto Alemán de Investigación Económica de Berlín. Junto con Clasus Noé, Flassbeck es uno de los dos expertos de confianza que Lafontaine ha llevado consigo al ministerio. El revuelo provocado por las opiniones de Lafontaine y sus consejeros no sólo no ha aminorado, sino que continuaba creciendo ayer con nuevas reacciones de círculos financieros y políticos alemanes.

El Bundesbank, que tiene una exacerbada sensibilidad ante cualquier declaración que pudiera poner en cuestión su independencia, no se ha expresado oficialmente ante las manifestaciones de Lafontaine, pero ha transmitido claramente su malestar por boca del vicepresidente Jürgen Stark y otros representantes del banco. Lafontaine invoca el ejemplo norteamericano para defender la reducción de las tasas de interés en Alemania, con objeto de estimular la demanda y combatir el paro.

En unas declaraciones al Suddeutsche Zeitung, Stark aconsejó a los críticos del Bundesbank estudiar la constitución alemana y el Tratado de Maastricht. "El Bundesbank, y en el futuro el Banco Central Europeo (BCE), tienen una tarea clara", determinada por los legisladores y los artífices de la Constitución, señaló el funcionario. "Los que la ponen en duda, deben estudiar una vez más los fundamentos constitucionales de nuestro Estado", concluyó Stark. Este respetado funcionario fue secretario de Estado en el Ministerio de Finanzas hasta el pasado verano y tuvo una participación directa en las negociaciones del Pacto de Estabilidad del Euro.

Stark afirmó también que "en la discusión pública se difama al Bundesbank, pero en realidad a quien se hace referencia es a otra institución, a saber, el Banco Central Europeo". En su opinión, no existe una "falta de democracia" en la relación entre las instituciones políticas europeas y el BCE, ya que el presidente de esta institución presenta su informe al Parlamento Europeo y se somete a las sus preguntas de la Cámara, que también puede interpelar a los miembros del directorio del BCE.

Según Stark, "se ha puesto de moda presentar a Estados Unidos como ejemplo de una forma unilateral". En Estados Unidos, señaló, hay estructuras flexibles y mercados móviles; en Washington se recaudan superávit presupuestarios y, además, los norteamericanos están en otra fase del ciclo coyuntural.

Un alto ejecutivo del Deutsche Bank, Norbert Walter, se refirió también ayer al pulso en torno al Bundesbank y aseguró que la presión de Lafontaine sobre la entidad puede resultar contraproducente porque el banco central puede intentar dar muestras de su total independencia retrasando una hipotética bajada de tipos.

Lafontaine no se cansa de repetir que sus opiniones son sólo una contribución a una discusión constructiva. El domingo lo reafirmó en una entrevista televisiva en la que apareció junto con su esposa, la economista Christa Müller.

El domingo, la economista, criticada por su supuesto ascendiente sobre Lafontaine, trató de relativizar la influencia que le atribuyen sobre su marido y señaló que Alemania se encamina a una situación deflacionaria parecida a la de Japón y que sería muy peligroso decidir bajar los intereses cuando esta medida resulte ya inútil porque la gente ya haya perdido la confianza. Por su parte, Lafontaine aseguró que no quería "robarle el oro al Bundesbank", pero reclamaba "una política más abierta". "Una contribución a la discusión en una democracia no lesiona la independencia de nadie", señaló el ministro ayer.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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