El último ejemplar del río andaluz

,El último esturión del que se tienen noticias ciertas en el Guadalquivir fue capturado en septiembre de 1992 cerca de la desembocadura. Era una hembra de más de dos metros de longitud y 54 kilos de peso que, desgraciadamente, terminó hecha filetes y consumida por los clientes de un bar de Bajo Guía, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Este pez, sin embargo, fue muy abundante en el pasado, hasta el punto de que permitió el desarrollo de una próspera industria dedicada a la extracción y comercialización de caviar, carne y otros derivados del esturión, también denominado sollo, del que se llegaron a capturar 600 ejemplares por temporada entre 1932 y 1960. Pero aún hay referencias más antiguas de la presencia de esta especie en aguas andaluzas. Historiadores como Morales Padrón y Bosch Vilá citan al sollo entre los peces de consumo habitual en la Sevilla medieval y del siglo XV. La calidad de su carne es elogiada en los relatos de algunos viajeros que visitan la ciudad a mediados del siglo XVI, y el propio Cabildo catedralicio se reserva, a comienzos del XVIII, el derecho sobre su pesca y consumo. Esta larga tradición de pesca y consumo de esturiones se vio truncada a mediados de este siglo. La construcción de la presa de Alcalá del Río, próxima a Sevilla capital, y otras modificaciones efectuadas en el cauce del Guadalquivir, junto con el aumento de la contaminación y la sobrepesca, resultaron catastróficas para la especie. La presa constituía un obstáculo insalvable en la ruta que estos animales seguían hasta sus zonas de desove, de manera que la población de esturiones vio hipotecada su reproducción. Habitualmente remontaban el Guadalquivir entre febrero y mayo.