900 millones de personas pasan hambre por razones políticas, denuncian los expertos
El Día Mundial de la Alimentación se celebra hoy con 50 países en situación de emergencia
Las cifras macroeconómicas parecen brindar un consuelo estadístico: si a finales de los años 60 había en el mundo 920 millones de personas (un 35% de la población del planeta) cuyo acceso a la alimentación estaba por debajo del umbral de nutrición, a principios de los 90 la cifra oscilaba entre los 800 y 900 millones (un 20%). La producción de alimentos ha crecido en los últimos 30 años más que la población. Pero los expertos señalan, con motivo de la celebración hoy del Día Mundial de la Alimentación, que la causa del hambre no es la falta de comida, sino el injusto reparto y la pobreza. Todo ello en un mundo en el que al año nacen 90 millones de niños, sólo el 10% de ellos en los países ricos. 50 países están hoy en situación de emergencia.
"¿Una fatalidad? !Por supuesto que no!", dice Jorge Semprún, presidente de Acción contra el Hambre (ACH), una ONG de origen francés que interviene en emergencias alimentarias y que hoy presenta en Madrid su informe 1998-1999 Geopolítica del hambre. Semprún denuncia: "Las hambrunas de hoy están casi siempre programadas. No son las consecuencias de malas condiciones climáticas, ni de falta de alimentos. Son producto de un puro cálculo político".
Las mujeres son las peor alimentadas en el Tercer Mundo, según las organizaciones ecologistas Aedenat y Coda. El 66% de las mujeres asiáticas, el 50% de las africanas y el 17% de las latinoamericanas sufren anemia por la deficiente alimentación. Por esa misma causa, la ceguera amenaza a la mitad de las nepalíes. Las mujeres elaboran el 80% de los alimentos básicos, pero están mal pagadas, no tienen acceso a la educación y no se las escucha, afirmó ayer el Fondo de Agricultura y alimentación de Naciones Unidas (FAO).
Mercado
Más que una plaga, el hambre es hoy un arma. Investigadores como Lester Brown, director del World Watch Institute de Washington, llevan años alertando de que las grandes potencias y las multinacionales controlan el mercado alimentario y pueden jugar con precios y excedentes para doblegar obligar a los países pobres.Esos países dependen de quien maneja las reservas de grano. El economista ugandés Yash Tandon denuncia que los africanos no poseen ni la tierra, que está en manos de multinacionales. Las importaciones de alimentos son pues el mecanismo clave en el problema. En 1960, los países pobres importaban un 2% del consumo de cereales y ahora tienen que importar el 10%. El problema puede agravarse, porque aunque disminuya la demografía, crecen inconteniblemente las megalópolis y la agricultura recibe menos apoyo. ¿Quién exporta los cereales? Hace unas décadas eran los Gobiernos del Norte; hoy, por ejemplo, EEUU no tiene reservas, y son las multinacionales quienes comercializan el grano. En el Tercer Mundo, China y India tienen poderosas reservas, pero no por ello su población está a salvo de la desnutrición. El Programa Mundial de Alimentación de la ONU y las ONG tienen que someterse a los precios de un mercado controlado por las grandes compañías.
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