Iberdrola mantiene su plan energético para Lemoiz, pese a participar en otros dos proyectos
Iberdrola, propietaria de las instalaciones ya desmanteladas de la central nuclear de Lemoiz, mantiene su propósito de destinarlas para un uso energético, a pesar de participar en los dos grandes proyectos de producción de energía previstos en Vizcaya. Esta pretensión de la compañía eléctrica choca también con los planes del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco, que baraja una utilización no industrial de las instalaciones. La frustrada central nuclear sólo conserva su estructura interior, después de que se hayan vendido todos los equipamientos.
Lemoiz quedó paralizada en 1981 cuando estaba a punto de entrar en funcionamiento. Atrás quedaba un agudo conflicto social que terminó por convertirse en político cuando ETA decidió intervenir directamente y que dejó varios muertos y huellas difíciles de borrar. Tras la moratoria nuclear decidida en 1984 por el Gobierno socialistas, las instalaciones se han ido desmantelando y los equipos de generación se han vendido a otras centrales nucleares. Hasta hace cuatro años, dotaciones de la Guardia Civil impedían el paso a los visitantes, pero hoy día la protección ha desaparecido. Los 2.000 millones de coste anual de mantenimiento han pasado a la historia -como las manifestaciones que cada año celebraban los ecologistas para exigir el desmantelamiento- y sólo persiste el esqueleto del complejo nuclear. Iberdrola no tiene prevista, pese a la larga paralización, ninguna actuación a corto plazo sobre Lemoiz. "No está en el orden inmediato de prioridades, pero es un emplazamiento útil, y lo más adecuado es una utilización energética", ha indicado un portavoz de la compañía. El acuerdo logrado en 1995 entre el Gobierno vasco e Iberdrola para convertir las instalaciones de la cala de Basordas, que ocupan una superficie de 170 hectáreas, en un central de ciclo combinado (generación electrica mediante gas natural) no ha terminado de arrancar. Y su viabilidad se antoja difícil con los proyectos existentes en Muskiz y en el Puerto de Bilbao, en los que participa la compañía. Se trata de la planta IGCC (Integrated Gas Combinated Cyclo) de generación eléctrica, que aprovechará los residuos de la refinería de Petronor en Muskiz, y la que estaráasociada a la planta de regasificación en el Puerto de Bilbao. Con ambas se prevé producir casi 1.500 megawatios. Excedente de electricidad Además, a estos dos grandes proyectos se une la transformación de la central térmica de Santurtzi en una de ciclo combinado, la nueva planta de producción de energía eléctrica en Amorebieta impulsada por la la empresa inglesa National Power y la incineradora Zabalgarbi -aprovechando la basura doméstica- que se ubicaría en el vertedero de Bilbao. Todos estas instalaciones significarían, según anunció el diputado general Josu Bergara, una producción de 2.300 megawatios al año, lo que supone el 90% del consumo actual en todo el País Vasco, y cambiaría la situación actual: el 80% de la electricidad que consume Euskadi se genera ahora en otras comunidades. Pese a este excedente, Iberdrola dice mantener su plan para Lemoiz. "No se tomado ninguna decisión, pero el proyecto energético no se ha dejado de lado", comentan lacónicamente en la empresa, que invirtió más de 300.000 millones en la central nuclear. El departamento de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente del Gobierno tiene otros planes, que se concretarán en los dos próximos años, cuando se apruebe el Plan Territorial del litoral vasco. De momento, el primer documento sobre este plan ha situado a la cala de Basordas como una de las seis áreas costeras degradadas, "encaminadas a regenerar y recuperar su potencialidad ambiental". Aunque se trata de un esbozo inicial y aún no está aprobado como avance, se plantean dos actuaciones: un uso turístico de las instalaciones, mediante la creación de un parque temático sobre ciencia, tecnología y medio ambiente, o, como otra opción, el desmantelamiento y la recuperación del estado original de la cala. "La propuesta es una más entre las que puede haber para la restauración de zonas costeras degradas. Es un documento aún en redacción", afirma el consejero Patxi Ormazabal. El borrador habla de una actuación a medio plazo, que se debería concretar en cuatro años a partir de la aprobación del plan sectorial, previsto para 1999 ó el año 2000. Sin embargo, en la consejería de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente se inclinan por un aprovechamiento ambiental de la antigua central nuclear. "El documento va más por la protección, y la actividad industrial no encaja en eso. Debe ser un uso acorde con su emplazamiento. Seríamos muy críticos con cualquier uso no coherente con la ubicación que tiene", señalan en la consejería. El documento elaborado calcula un coste mínimo de 1.000 millones para cualquier intervención en las instalaciones de la planta nuclear, que "requeriría el acuerdo del Ayuntamiento de Lemoiz, Iberdrola, la Diputación Foral de Vizcaya y la Dirección General de Costas". Junto a ello, la propuesta lanzada habla de la necesidad de un estudio detallado de alternativas, "su viabilidad económica y la aplicación de técnicas de coste-beneficio (aceptación social) de las mismas".
Otras cinco áreas costeras degradadas
Además del emplazamiento de Lemoiz, el Gobierno vasco pretende restaurar cinco zonas más del litoral de la comunidad autónoma: el Abra exterior del Puerto de Bilbao y el área de las playas de Las Arenas y la Bola, en Vizcaya; y en Guipúzcoa, el astillero de Kondemasti (Pasaia), la zona de Inpernupe (Zumaia) y el espigón de Ondarbeltz (Mutriku). Al igual que la cala de Basordas, en todas ellas se contempla una actuación en un plazo de dos a cuatro años a partir de la aprobación del plan sectorial y orientada "a recuperar zonas ambientalmente muy degradadas, a compaginar el uso y disfrute de los recursos ambientales y a realizar estudios de investigación". En el caso del Puerto de Bilbao, se pretende restaurar la zona colindante con la ampliación de las instalaciones, y el coste mínimo sería de 600 millones. Para el área de Las Arenas, el objetivo es la potenciación turística mediante la recuperación de arena para playa. "Sería necesario el traslado de las instalaciones del club Marítimo al nuevo puerto deportivo y la regeneración de las playas de Las Arenas y La Bola". Se necesitaría una inversión de al menos 1.000 millones. En Pasaia, se plantea recuperar la antigua playa, una vez eliminado el astillero con el desmantelamiento de las instalaciones; el coste mínimo, 750 millones. Para Zumaia, se persigue recuperar el entorno de Inpernupe como zona de estancia y paseo, con una inversión de 100 millones. En cuanto a Mutriku, el plan sectorial apunta la necesidad del desmantelamiento y retirada de las instalaciones existentes en Ondarbeltz -estructuras de hormigón y espigones- con el fin de recuperar esta zona como área de uso recreativo, que incluiría una dársena deportiva y un paseo marítimo. La inversión mínima para esta actuación se fija en 850 millones.
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