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El SPD y Los Verdes pactan ampliar el derecho a la nacionalidad de los extranjeros en Alemania

Pilar Bonet

Los extranjeros adultos residentes en Alemania adquirirán en el futuro el derecho a la ciudadanía a partir de los ocho años de residencia (en lugar de los 15 vigentes en la actualidad) y los menores, a partir de los cinco años de estancia, según el acuerdo al que llegaron ayer representantes del SPD y Los Verdes, que negociaron el capítulo de Derecho y Seguridad Interior del programa de coalición gubernamental. La futura ministra de Justicia, la socialdemócrata Herta Däubler-Gmelin, y la portavoz de Los Verdes, Kerstin Müller, se mostraron satisfechas del acuerdo.

El acuerdo refleja, básicamente, la voluntad de sustituir progresivamente el derecho de sangre (ius sanguinis) vigente en Alemania desde 1913 por una legislación más moderna basada en el ius solis.En la actualidad los hijos de extranjeros nacidos en Alemania no adquieren automáticamente la ciudadanía alemana, sino que deben solicitarla. Según la ley, los extranjeros pueden solicitar esta ciudadanía a partir de los 10 años de residencia en el país, pero sólo tienen derecho a ella a partir de los 15 años de residencia. El SPD y Los Verdes pretenden simplificar los plazos y los trámites de naturalización y permitir el acceso automático a la ciudadanía alemana a la tercera generación de emigrantes (nacida en Alemania) y, en algunos casos, a la segunda.

Debido a esta circunstancia, las negociadoras bromearon ayer afirmando que se trataba del acuerdo de "la segunda generación y media". Con la nueva legislación, los hijos de extranjeros, uno de cuyos progenitores haya nacido en Alemania, podrán obtener un pasaporte alemán de forma automática tras su nacimiento. A la segunda generación de extranjeros residentes en Alemania se le garantizarán los mismos derechos que a los alemanes.

En el compromiso alcanzado, Los Verdes, que pretendían una integración más rápida de los extranjeros, han cedido más que los socialdemócratas. No habrá una ley de emigración, tal como querían los primeros, pero sí habrá un reconocimiento de que Alemania ha sido un país de emigración, cuyo nuevo Gobierno tiene la firme intención de integrar -con todos los derechos- a los extranjeros residentes en el país. En Alemania, viven más de siete millones de emigrantes. De ellos, 2,1 millones son turcos, una parte de los cuales (220.000) son ciudadanos alemanes.

Los Verdes no consiguieron imponerse ni en lo que se refiere a un cambio de los principios de la política de asilo, que fue restringida en la anterior legislatura con el voto de los socialdemócratas, ni en las escuchas electrónicas, que fueron aprobadas este año tras una modificación constitucional, también con apoyo del SPD. Con todo, las circunstancias específicas femeninas (mutilación genital) serán reconocidas como motivo de petición de asilo, señaló Müller, según la cual también se planea una regulación para los refugiados que buscan cobijo en las iglesias.

En lo que se refiere a las drogas, otro de los puntos de fricción entre el SPD y Los Verdes, no habrá legalización de las drogas blandas, pero se apoyarán experimentos de tratamiento médico controlado de drogadictos. Además, se darán los pasos legales para una entrega controlada de drogas bajo vigilancia médica a los drogadictos crónicos. Esta medida es concebida como un elemento de la lucha contra la criminalidad causada por la necesidad de procurarse la droga, según dijo Däubler-Gmelin.

Ambos partidos acordaron luchar contra la criminalidad cotidiana, aunque Los Verdes hacen más hincapié en las medidas preventivas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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