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Los reyes del mambo escriben en castellano

La industria editorial estadounidense explota el filón de los novelistas latinos afincados en el país

Mucho antes de que los primeros anglosajones pisaran Estados Unidos, ya había un libro escrito y publicado en castellano. Tras cuatro siglos de aventuras editoriales, la lengua de Cervantes ha copado un puesto en el mercado que no deja de crecer. Los propietarios de las editoriales han fijado su mirada en nombres como la chilena Isabel Allende, la mexicana Laura Esquivel, el argentino Tomás Eloy Martínez o la puertorriqueña Rosario Ferré. Además de ellos, hay otros escritores de origen hispano que escriben en inglés y son traducidos al castellano. Gente como el neoyorquino de padres cubanos Óscar Hijuelos, el dominicano Junot Díaz o la chicana Sandra Cisneros tienen una música, un sabor, un estilo propio e inconfundible. El estilo hispano.

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"Lo interesante del caso es que el primer libro escrito en cualquier idioma en el territorio de lo que hoy es Estados Unidos lo fue en castellano", recapacita el español Eduardo Lago, profesor de literatura latina en el neoyorquino Sarah Lawrence College, traductor a un español caribeño de Negocios, el libro escrito originalmente en inglés por el dominicano Junot Díaz, y autor de una antología bilingüe de narradores hispanos en EE UU de próxima aparición."Fue", añade, "el poema épico de Gaspar Pérez de Villagrá sobre la conquista por los españoles de Nuevo México. Pérez de Villagrá lo escribió en 1598, mucho antes de que los primeros anglosajones pisaran la costa atlántica de este país". O sea, que la lengua de Miguel de Cervantes tiene mucha solera en lo que hoy es la principal potencia cultural del planeta. Son ya cuatro siglos de ininterrumpida producción literaria en castellano al norte del río Grande, exactamente la misma antigüedad que tiene la presencia humana de raíz hispana. Y eso es lo que estos días celebra oficialmente Estados Unidos con el nombre de Mes de la Herencia Hispana. Y lo que hace que hoy el desfile anual de la Hispanidad por la Quinta Avenida de Nueva York esté consagrado a España y presidido, con el pomposo título de Gran Mariscal, por el actor Antonio Banderas.

Pero la escritura en castellano en EE UU no es sólo cosa del pasado. "Al contrario, ha recobrado en los últimos años un vigor muy excitante", dice Julio Ortega, escritor peruano y director del departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Brown, en Providence (Rhode Island). Ortega cita los nombres de los muchos e importantes escritores latinoamericanos que residen y escriben en EE UU: la chilena Isabel Allende, la mexicana Laura Esquivel, el argentino Tomás Eloy Martínez o la puertorriqueña Rosario Ferré. O las visitas semestrales a Brown del mexicano Carlos Fuentes. Acto seguido, el peruano menciona a algunos nombres menos conocidos, como el del narrador cubano Antonio Benítez Rojo, el poeta chileno Óscar Hahn, el novelista mexicano Jorge Aguilar Mora, el peruano José Miguel Oviedo o las argentinas Alicia Borinsky y Sylvia Molloy.

Y es que el exilio político o literario latinoamericano en Estados Unidos tiene una gran tradición. "José Martí", recuerda Ortega, "vivió trece años en Nueva York, donde escribió la mayor parte de su obra, inspirado por el vértigo del monstruo, en cuyas entrañas, dijo, vio su propio mundo".

Pese a la mayor distancia geográfica, tampoco falta una historia de literatura escrita por españoles en EE UU o bajo su inspiración. Federico García Lorca y su Poeta en Nueva York son el ejemplo señero, pero ahí están los casos contemporáneos de los poetas españoles residentes en la superpotencia: Ángel González, Dionisio Cañas o José María Congé, reciente autor este último de un precioso librito llamado 53 y Octava. Raigambre y renacimiento son también las características de la literatura escrita por los hispanos de EE UU, los ciudadanos norteamericanos de lengua y cultura españolas. "Los chicanos, la gente que pasó a formar parte de EE UU cuando este país le arrebató a México en 1848 la mitad de su territorio, jamás han dejado de escribir en español", subraya Eduardo Lago. "Pienso en Eusebio Chacón, que publicó en 1892 la novela El hijo de la tempestad o en el gran poeta religioso Fray Angélico Chávez, fallecido en 1996". Y por hablar de ahora, Lago cita al chicano Lucha Corpi, que, curiosamente, escribe en inglés su obra narrativa pero en castellano la poética, y al puertorriqueño Ed Vega, el padrastro de la cantante Suzanne Vega, que publica alternativamente en inglés, castellano y spanglish. "Los esfuerzos de algunos grupos anglos por desterrar el español de EE UU son baldíos, porque no se puede abolir por decreto una lengua materna, y el castellano es una de las lenguas maternas de este país", dice Lago. Y añade: "Más pragmática, la industria editorial norteamericana está descubriendo que el mercado de libros en español es uno de los potencialmente más jugosos de EE UU".

No obstante, la gran novela en castellano de la hispanidad en EE UU sigue sin escribir. Más se están acercando a ese objetivo los latinos que emplean el inglés, empezando por Óscar Hijuelos, el neoyorquino hijo de cubanos que en 1989 ganó el Pulitzer de literatura por Los reyes del mambo tocan canciones de amor, el dominicano Junot Díaz (Negocios), la chicana Sandra Cisneros (The House on Mango Street), la cubana Cristina García (The Agüero Sisters o la dominicana Julia Alvárez (How the García Girls Lost Their Accents).

Un grupo que tiene un curioso antecesor español, Felipe Alfau, que en los años 30 escribió en inglés y en EE UU Locos y Chromos.

Pero incluso ese importante grupo de escritores hispanos en inglés tiene un acento, un sabor, una música, un estilo propios e inconfundibles. "Como los negros de EE UU, constituyen, aún escribiendo en inglés, una nación dentro de una nación", dice Lago. "Sus diferentes orígenes puertorriqueños, cubanos o dominicanos se han fundido en una identidad nueva: la del hispano. Es curioso que sus textos en inglés parezcan traducciones del español. Han perdido el uso literario del español pero eso intensifica su nostalgia de la lengua materna. Son como escritores anfibios". Y sus trabajos terminan regresando al castellano.

Las obras más destacadas de Junot Díaz o Julia Alvárez pueden comprarse en EE UU en versión española y publicadas por las mejores casas editoriales del país. Bless me, Última, la gran novela chicana de Rudolfo Anaya, de la que desde su aparición en 1972 se han vendido 400.000 ejemplares en inglés en EE UU, está siendo traducida estos días a la lengua de Cervantes. Vuelve a su hogar cultural.

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