Dificultades para controlar el comercio ilegal
Las tiendas son la cruz del movimiento de defensa animal. Sobre todo aquéllas donde se agolpan los bichos en condiciones inhumanas a la espera de que un cliente se los lleve a casa, muchas veces conmovido por la propia visión del animal. Adena ha denunciado a más de 100, pero no ha conseguido nada. El Seprona admite que es "muy difícil" cerrarlas, incluso a las que venden animales exóticos protegidos por el Convenio sobre Comercio Internacional de Especies (CITES), del que España es parte desde 1986. Esta norma internacional prohíbe o restringe el comercio de 2.500 especies, propósito que contradice el hecho de que muchas puedan verse en las vitrinas o jaulas de algunas tiendas.
La tienda Tritón, en la calle de Joaquín Costa, en Madrid, es una de ellas. Dedicada desde hace 16 años a la venta de reptiles y anfibios, tiene entre sus ofertas una boa constrictora, caimanes enanos, una pitón india o tortugas de espolones por las que pide 275.000 pesetas. Su dueño ha sido denunciado "cinco o seis veces" y el local ha echado el cierre más de una, pero "siempre vuelve a abrir", según una asociación. El propietario admite las denuncias pero tiene respuesta: para algunos ejemplares cuenta con los permisos que impone CITES y asegura que los otros son criados en cautividad, lo que los deja fuera del convenio.
Tiendas que son zoos
Nos es la única dificultad. Primero porque es fácil utilizar fraudulentamente el certificado de un animal para importar cualquiera otro de la misma especie. Y también porque algunas tiendas están acreditadas como zoológicos. Es el caso de La Caseta, también en Madrid, donde Cristina, una tigresa de Bengala, desgarró el 9 de septiembre el brazo de un cliente cuando éste osó meterlo en la jaula de 10 metros cuadrados que servía de casa al animal.El Seprona ha recuperado desde que se creó en 1989 28.779 especímenes (más de 7.000 de ellos protegidos). Sus 1.300 agentes tienen la base de Madrid atestada de motivos de animales -pisapapeles que son tortugas, loros de madera- y les sobran anécdotas: desde el híbrido de tigre y león rescatado de un circo, hasta el chimpancé que sacaron de un chalé de El Molar (Madrid) usando a ecologistas como cebo. Lo que no saben es qué hacer luego con el animal. España no tiene un centro de recuperación de especies, contra lo que recomienda el CITES, por eso cuando los dueños se cansan de la novedad y sueltan a su piraña en el Ebro o tiran por el desagüe ese caimán enano que se trajeron de las vacaciones en Florid, éstos acaban siempre en un zoo o en algún albergue de las protectoras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.