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Un centenar de ilustradores imaginan la casa del siglo que viene

La casa del futuro será pequeña, servirá de refugio para sus moradores ante una sociedad estresante y, aunque dispondrá de todos los avances tecnológicos, sabrá combinarlos con un mayor contacto con la naturaleza. Ésta podría ser la definición del hábitat del siglo que viene que se puede extraer de la exposición Atlas, donde 92 ilustradores de todo el mundo han imaginado la vivienda del siglo que viene. El proyecto, auspiciado por la Feria del Mueble de Valencia -que se celebra esta semana en Valencia- y por la Federación Española de Organizaciones Empresariales de la Industria del Mueble (Feoeim), pretende "abrir un foro de reflexión sobre la cultura del hábitat al tiempo que dar las claves sobre cómo serán las casas y los muebles de un futuro más o menos inmediato", explica el autor y director del Atlas, el diseñador Vicente Blasco.La ilustración, en cualquiera de sus manifestaciones técnicas, ha sido la disciplina elegida, "por la agilidad en plantear imaginarios inmediatos", explica Blasco, que planteó como premisas de trabajo la creación de un hipotético hábitat "positivo y realista". El diseñador Diego Ruiz de la Torre, más conocido como MacDiego, ha sido el encargado de comisariar el proyecto, con la dificultad de la escasez de tiempo, sólo cuatro meses, para ponerlo en marcha. A pesar de ello, la respuesta fue muy positiva. De los 127 ilustradores a los que se les pidió su participación, 92 aceptaron el reto. La premura de tiempo evitó que algunos nombres importantes de la ilustración aceptaran la propuesta. A pesar de ello, la nómina es importante, tanto entre los españoles como los extranjeros.

Propuestas

Las distintas visiones que han surgido de Atlas van desde una imagen poética de la realidad futura al pragmatismo más absoluto. Del humor a una vaga visión apocalíptica. De la reflexión a la imaginación desbocada. Algunos ejemplos: el valenciano Sento Llobell propone una ínsula magnética, una vivienda única en forma de cubo, con gravedad dispersa, que permite a sus habitantes desplazarse por las paredes. "Una suerte de nave de 2001", explica su creador, que ayer participó junto con otros ilustradores en la inauguración de la exposición.Entre ellos, Christoph Abbredis, que ha imaginado un camarote cibernético, "similar a las habitaciones de los hoteles japoneses, donde la falta de espacio es la nota dominante y todo está al alcance de la mano". Trazo apuesta por la biocasa, donde los muebles crecen como plantas, Calpurnio dibuja a Cuttlas en un espacio sencillo, "con una gran ventana al parque"; para Mique Beltrán desaparecerán los muebles estándar para ser personalizados, como los que tiene su personaje Marco Antonio. Y para Oliveiro Dumas la casa será virtual, un ordenador simulará el ambiente que deseemos. Propuestas para un futuro que está a la vuelta de la esquina.

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