La pintura de Manolo Valdés busca lo absoluto en los detalles
El artista valenciano expone en la galería Marlborough de Madrid sus últimas obras
Manolo Valdés (Valencia, 1942) habla de ejercicio lingüístico cuando explica su nueva serie de pinturas, que desde hoy se exponen en la galería Marlborough, de Madrid. El artista, que busca lo absoluto en los detalles, se ha detenido ante varios retratos de mujer de Matisse y ante un reloj de Torres García y los ha reinventado en diferentes telas de gran tamaño. "Es un cambio de sintaxis, un cambio de código, es reconvertir lo ya pintado y pintarlo como jamás lo hubieran hecho sus creadores", afirma el pintor.
Manolo Valdés ha reunido en su nueva exposición -que permanecerá abierta en la galería Marlborough (Orfila, 5) hasta el próximo 31 de octubre- 15 óleos (paisajes, bodegones, retratos) y tres esculturas de hierro y madera. Son vistas de Nueva York (la ciudad en la que el pintor reside desde hace ya nueve años), librerías, relojes y rostros femeninos (todos nacidos de la contemplación de varias mujeres de Henri Matisse y en los que por primera vez Valdés ha pintado ojos y bocas)."¿Cómo conseguir que de uno salgan dos y luego tres?", se cuestiona el artista sobre sus series nacidas de la observación de un mismo objeto. "¿Cómo conseguir cambiarle el código a un cuadro de Matisse para convertirlo en otra cosa? ¿Cómo pintarlo de otra manera, cómo hacer lo mismo pero como nunca lo hubiera hecho su creador?"
Valdés, que desde 1996 no exponía sus trabajos en España, encontró el reloj que buscaba y que es embrión de tres de los óleos expuestos en Madrid, en un cuadro de Torres García. "Era un pequeño punto que aislé. Hacía tiempo que buscaba relojes, son objetos inquietantes, pero no en el sentido metafísico sino en el físico: siempre se mueven, son modelos vivos", dice el pintor.
La bolsa
De todas sus nuevas obras, su homenaje a la bolsa de papel del museo Metropolitan parece un guiño al pasado, a los años del Equipo Crónica, el dúo artístico que Valdés formó con Rafael Solbes hasta el fallecimiento de este último en 1981."La bolsa es una imagen muy pop. Tiene mucho que ver con mi pasado. Yo me pongo muy contento cada vez que veo a alguien caminando por Nueva York con esa bolsa. No sé, cuando los veo los considero uno de los míos. He vivido mucho tiempo enfrente del Metropolitan y esa bolsa ha formado parte de mi vida todos estos años, así que un día decidí ponerla en mi estudio y empezar a pintarla".
Junto a La bolsa, un paisaje de limpios rascacielos muestra la visión alegre y luminosa de Valdés sobre Nueva York. "Es que para mí Nueva York es una ciudad llena de luz. Es un lugar que te pone en tu sitio, donde la convivencia es ejemplar y que te enseña a vivir sin tener tiempo para todo lo que allí se puede hacer. Es una ciudad llena de información y yo necesito la información para trabajar. Hay de todo y todo te deslumbra, y por eso te enseña a saber elegir y seleccionar".
Valdés, que no se plantea "ni volver ni quedarse", tiene en la calle 16 su estudio. "Allí he encontrado mi espacio, y sobrevivo. El día en que me marche llegará otro igual que yo y ocupará mi lugar. Esa ciudad no sufre la pérdida de nadie".
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