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Miles de sordos piden al Gobierno que reconozca e impulse la lengua de signos

Trece países han tomado medidas para facilitar la integración social y laboral

Entregar una instancia en un ministerio, hacer una gestión bancaria, cambiar dinero en un aeropuerto o ver una película en la televisión requiere un esfuerzo desmesurado y a menudo infructuoso para medio millón de sordos españoles. Reconocer e impulsar su lengua natural, la de signos, facilitaría enormemente su integración social y laboral. Por esta razón, la Confederación Nacional de Sordos de España ha pedido al Gobierno que lo haga por la vía oficial y más de 5.000 sordos se movilizaron ayer por las calles de Madrid para recordárselo. 13 países ya lo han aceptado y Francia lo está debatiendo.

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Reconocer el lenguaje de signos como una lengua oficial más implicaría, por ejemplo, adaptar el sistema educativo para garantizar que todos los sordos aprendieran su lengua, crear servicios de traducción en los edificios públicos o emitir las películas de televisión subtituladas.Para recordar al Gobierno que sus reivindicaciones son un problema urgente de resolver acudieron ayer a manifestarse en Madrid miles de sordos de toda España. Algunas pancartas rezaban: No es un juego de manos, es nuestro lenguaje. Y sus reivindicaciones silenciosas, expresadas con gestos y palmadas, llamaron más la atención de los transeúntes que si se hubiesen expresado a gritos. Muchos preguntaban a los intérpretes que acompañaban a los sordos por el motivo de la protesta y, al responderles, se mostraban de acuerdo con ellos.

Aunque no existe un censo actualizado, según la Confederación Nacional de Sordos de España (CNSE), se calcula que en España hay alrededor de medio millón de sordos menores de 64 años, cifra que asciende a algo más de un millón si se incluye a las personas mayores de esa edad. De estos sordos, sólo 50.000 utilizan el lenguaje de signos.

Mala comunicación

Muchos sordos no consiguen comunicarse ni siquiera después de haber acudido durante ocho o nueve años al colegio. Algunos emiten sonidos, otros leen, pero cuando tienen que expresar una idea a un amigo o pasar una prueba para un trabajo se encuentran con barreras de comunicación infranqueables. El problema es que nadie les ha enseñado a comunicarse en una lengua adaptada a su condición que, en diferentes formas, aprenden millones de sordos en el mundo."Las personas que sufren la sordera antes de empezar a hablar no consiguen comunicarse debidamente si no aprenden el lenguaje de signos", explica Ámparo Minguet. Esta valenciana es sorda y la responsable de la comisión de Educación de la CNSE, que tiene unos 20.000 afiliados y una dirección en Internet (www.cnse.es). "Es muy importante, sin embargo", matiza Minguet, "que se tenga claro que aunque reivindicamos nuestra lengua propia, no estamos en contra del oralismo, es decir, de que se enseñe a la vez a los niños sordos a que aprendan a hablar, siempre que sea posible. Pedimos la educación bilingüe. Se nos ha acusado de estar en contra de esto y no es cierto".

El 90% de los sordos profundos, la mayoría de los cuales se quedaron sordos al nacer o antes de aprender a hablar, "son analfabetos funcionales por no haber aprendido a comunicarse en su lengua natural", dice María del Pilar Fernández Viader, catedrática del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Barcelona, y experta en la comunicación de los sordos. "Son capaces de leer o escribir, pero no entienden los conceptos, no pueden comunicarse como lo harían en su lengua, y no pueden, por tanto, acceder en condiciones de igualdad a un trabajo", añade.

En España hay alrededor de 200.000 personas que no oyen absolutamente nada. Viven en un mundo de silencio y ruidos, de ruidos que no tienen nada que ver con melodías, como dice Fernández Viader. "Para comunicarse utilizan la mirada, los labios, la cara y los gestos. También está la lectura labial, pero, aunque se trabaje mucho en ella , es complicadísima y no se entiende toda la información". Los que están más dotados, consiguen reproducir el habla, aunque no es el caso de los sordos prelocutivos, que son los que sufrido la sordera antes de aprender a hablar.

Ya hay 13 países que han reconocido oficialmente en su legislación el lenguaje de signos, lo que quiere decir que han tomado medidas para facilitar la integración de los sordos, poniendo intérpretes y servicios específicos para ellos en todas partes. Son: Argentina, Bielorusia, la República Checa, Dinamarca, Noruega, Suiza, Suecia, Ucrania, Estados Unidos y la República Eslovaca. Otros tres lo tienen incluso recogido en su Constitución: África del Sur, Finlandia y Uganda.

El parlamento francés está debatiendo estos días la posibilidad de unirse a esta lista. La diputada socialista, Dominique Gillot, ha presentado el informe Los derechos de los sordos en el que ofrece respuestas a las necesidades específicas de las personas afectadas por algún tipo de sordera, que en Francia representan cuatro millones.

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