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La difusión del vídeo enfrenta a republicanos y demócratas

Bill Clinton puede sufrir a partir de hoy un nuevo asalto en toda regla a la imagen que se ha esforzado en construir a lo largo de toda su carrera política si el Congreso autoriza a que las cadenas de televisión de Estados Unidos emitan el vídeo de su larga declaración del pasado 17 de agosto ante el gran jurado del caso Lewinsky. Un agrio debate sobre la difusión o no de ese vídeo volvió a dividir ayer a los miembros republicanos y demócratas del comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, reunido a puerta cerrada.Los congresistas decidieron aplazar hasta hoy por lamañana la votación después de haber discutido durante toda la jornada el tema sin llegar a una solución.

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Los republicanos tratan de imponer su mayoría a favor de la entrega del vídeo a las televisiones. A diferencia de la aprobación de la difusión en Internet del informe de Starr, esta segunda humillación del hombre más poderoso del planeta no ha suscitado consenso en la colina del Capitolio.

Los demócratas se oponen sosteniendo que difundir la transcripción escrita de la declaración de agosto es suficiente. Sus correligionarios no ven la necesidad de humillar más al presidente mostrando imágenes de su peor lado y temen que los republicanos las utilicen en la campaña electoral para las legislativas de noviembre. Pero los republicanos argumentan que, dadas las reiteradas negativas del presidente a hacer una confesión completa sobre sus relaciones con la becaria y poner su suerte en manos de la opinión pública y el Legislativo, todos los ciudadanos norteamericanos tienen derecho a conocer todos los detalles del caso. Uno de los más importantes es esa declaración al gran jurado que Clinton aceptó hacer ante las cámaras de un circuito cerrrado de televisión y que duró más de cuatro horas. Los congresistas de ambos partidos que ya han visto las imágenes dicen que muestran el rostro de un presidente ambiguo, vacilante, escurridizo y colérico

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