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Internet descubre un "affaire" extramatrimonial del presidente del comité que juzgará a Clinton

El que las ha arrojado esconde la mano, pero las piedras de revelaciones escandalosas de viejas aventuras extraconyugales llueven sobre los republicanos. La más gorda es la que ha descalabrado a Henry Hyde, presidente del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, el organismo que debe decidir si acepta o no a trámite las acusaciones del fiscal Kenneth Starr contra Bill Clinton por el caso Lewinsky. Hyde, de 74 años, se ha visto forzado a confirmar que es cierto lo difundido en Internet sobre una relación extramatrimonial en los años sesenta.

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Hyde ha admitido la información difundida por Salon Magazine, una revista de Internet, a partir de fuentes misteriosas: que en los años sesenta, cuando tenía unos cuarenta años y ya estaba casado con su actual esposa, sostuvo una larga relación extraconyugal con una señora que también estaba casada. El número tres de la Cámara de Representantes, Tom de Lay, dijo ayer que ha pedido al director del FBI, Louis Freeh, que investigue la posibilidad de que la Casa Blanca haya orquestado un plan para intimidar a los congresistas.Durante ocho meses, el caso Lewinsky ha sido una auténtica guerra sucia entre Clinton y Starr. Si el fiscal filtraba a la prensa detalles de su investigación muy embarazosos para el presidente, los portavoces y abogados de Clinton le bombardeaban no sólo tildándole de "inquisidor" y "derrochador de los fondos públicos", sino haciendo circular informaciones y rumores sobre su vida privada y la de sus colaboradores y principales testigos de cargo.

Ahora, la guerra sucia se ha ampliado al Congreso, que la pasada semana recibió de Starr la patata caliente de tener que decidir si el caso Lewinsky merece que se le abra al presidente un proceso formal de destitución. El pleno de la Cámara, con los votos de todos los republicanos y dos de cada tres demócratas, le propinó a Clinton una primera bofetada la pasada semana, al acordar la difusión del informe de Starr.

A partir de hoy, con la aprobación de los republicanos y la oposición de los demócratas, puede venir una segunda humillación: el envío a las cadenas de televisión del vídeo completo de la declaración de Clinton al gran jurado del pasado agosto. Pero los republicanos empiezan a recibir golpes bajos. Ayer estaban muy calientes con Clinton porque sospechan que sus agentes son los que están orquestando la campaña de revelación de viejas aventuras sexuales de prominentes políticos conservadores.

La última víctima ha sido Henry Hyde, y de inmediato las miradas se han dirigido hacia una Casa Blanca a la que le viene muy bien que se sepa que los congresistas republicanos que van a juzgar a Clinton también son pecadores.

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"Nuestra gente está lívida ante la mera sugerencia de que alguno de nosotros haya podido ser la fuente de la información sobre el congresista Hyde", ha declarado Mike McCurry. El portavoz de la presidencia añadió que si se descubría que alguien de la Casa Blanca fue el autor de la filtración, sería "despedido de inmediato".

Pero el autor de la filtración puede estar vinculado a Clinton sin necesidad de trabajar en la Casa Blanca. A través de sus abogados, el presidente tiene contratados los servicios de la mejor agencia de detectives de EE UU, la que dirige Terry Lenzner. Su misión es buscar trapos sucios sobre cualquier enemigo declarado o potencial de Clinton en el caso Lewinsky. Lenzner desmintió ayer estar detrás del cotilleo sobre el republicano Hyde.

Hyde ha reconocido de inmediato que, en efecto, en los sesenta cometió "una indiscreción juvenil" con una mujer casada, y ha confirmado que, como informó Salon, se trata de Cherie Snodgrass. Pero el congresista ha añadido que éso no tiene nada que ver con el caso Lewinsky porque el presidente no está acusado de haber tenido una aventura con la becaria, sino de haber mentido bajo juramento cuando fue preguntado sobre el asunto.

"Estamos", dice Hyde, "ante un claro intento de intimidarme y obstruir un posible proceso de impeachment del presidente. Algunos colaboradores del presidente, incluyendo personal de la Casa Blanca, están cosechando y difundiendo información personal denigrantge sobre los miembros del Congreso, en particular los que trabajan en el Comité de Asuntos Judiciales".

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