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EL 'CASO LEWINSKY'

Internet consolida el dominio sobre los medios con el mayor número de visitas de su historia

Muchos congresistas norteamericanos todavía reconocen que el mundo de los ordenadores está más allá del límite de su conocimiento, pero con su voto del viernes confirieron a Internet el valor comunicativo que los expertos le atribuyen. Decenas de millones de personas pudieron leer simultáneamente un documento cuya impresión en papel para semejante volumen de lectores habría acabado con más de un bosque natural. Aunque hubo ciertas dificultades que por algunas horas colapsaron la red, Internet estuvo a la altura de los acontecimientos en el día de mayor tráfico de toda su historia.

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Poco antes de las tres de la tarde del viernes en Washington, alguien pulsó aceptar (más exactamente, OK) en un ordenador del edificio del Capitolio en Estados Unidos. Segundos después ya había decenas de millones de personas navegando por las 445 páginas del informe que el fiscal Kenneth Starr había enviado dos días antes. Durante horas, los medios tradicionales de comunicación, las televisiones, las radios y, por supuesto, los periódicos sólo pudieron informar de la que leían en Internet.La capacidad de los ordenadores del Congreso no permitía un número elevado de visitas. Para evitar el colapso, los técnicos decidieron enviar primero una copia del texto a los principales medios de comunicación presentes en Internet y a muchas agencias de información que a su vez podían distribuirlo por teletipos.

Las dos páginas web informativas más frecuentadas de EEUU demostraron su capacidad para hacer frente a la difícil situación. El servidor de la NBC (www.msnbc.com) era intransitable en los primeros minutos por exceso de tráfico, pero consiguió ampliar su capacidad minutos después.

La CNN (www.cnn.com) logró un récord en la corta historia de Internet: 340.000 personas por minuto consultaban sus páginas a la caza y captura del informe de las espectaculares revelaciones del caso Lewinsky. También la dirección en Internet de la agencia de noticias norteamericana Associated Press registró un volumen de tráfico 20 veces superior al habitual.

El dinamismo de los medios de comunicación presentes en Internet -también los principales periódicos de EEUU y casi todos los más importantes del mundo, entre ellos EL PAÍS DIGITAL (www.elpais.es)- consiguieron evitar que los ordenadores del Capitolio se bloquearan con la gente que, en ciudades tan remotas como Tokio o Moscú, en lugares tan diversos como un cibercafé de París o una universidad de Brasil, esperaba la publicación del informe. Aún así, las páginas del Congreso se mostraban periódicamente colapsadas y rogaban a los usuarios que lo intentaran minutos más tarde.

No fue sólo Internet la única tecnología punta necesaria para un reto como el del viernes. Los miembros del Comité de Justicia del Congreso tenían que recibir una copia del informe del fiscal antes de que éste fuera distribuido por Internet. Cuando la votación abrió las puertas a la publicación se desprecintaron las cajas de cartón que contenían el documento y se enviaron primero a una sala en la que esperaban las dos fotocopiadoras más modernas del mercado: 130 páginas por minuto. Al mismo tiempo que los documentos eran copiados, las máquinas los escaneaban para convertir el texto al formato digital que permitía su distribución en Internet. Dos horas después de la votación, los miembros del Comité de Justicia tenía sus informes copiados y encuadernados, y el texto estaba ya en la red.

Al lado de las personas encargadas de copiar el documento había una cara conocida para algunos congresistas: Don Goldberg, miembro del equipo legal de la Casa Blanca.

La votación permitió la publicación del informe, pero negó al mismo tiempo la posibilidad de que Clinton y sus abogados pudieran ver el documento antes de su publicación, algo que muchos consideran una humillación más para el presidente.

Goldberg tuvo que esperar hasta que un congresista demócrata accediera a hacerle, bajo su propia responsabilidad, una copia de su copia. El abogado llamó entonces a la Casa Blanca para saber si ya habían conseguido allí el informe. Debieron decirle que no, porque salió corriendo a su coche con las 445 páginas en sus brazos. En la Casa Blanca estaban encontrando, al parecer, los mismo problemas para acceder a Internet que millones de personas en todo el mundo.

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