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Aire de urgencia para un río con mala salud

El País

La falta de oxígeno detectada el pasado domingo en las aguas del río Arga a su paso por la localidad navarra de Puente la Reina obligó a unos 700.000 peces a refugiarse durante dos días en la desembocadura de su afluente río Robo, de escaso caudal. En un desesperado esfuerzo por salvarles la vida, el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra inyectó oxígeno para que la normalización del río permitiera el regreso de la fauna piscícola al cauce principal. Esa urgente terapia de oxígeno permitió que muchos miles de carpas, barbos, madrillas, cangrejos americanos y carpines dorados iniciaran el martes el regreso a las aguas del Arga, pero más de 25.000 no pudieron hacerlo y perecieron asfixiados. Como todos los años, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y la Confederación Hidrográfica del Ebro procedieron el pasado viernes a desembalsar parte del pantano de Eugui, en la cabecera del Arga, para mantener potabilizadas las aguas que sirven a Pamplona y su comarca. El súbito aumento del caudal en pleno estiaje originó que las aguas, a su paso por la localidad de Arazuri, revolviesen los sedimentos depositados en el lecho del río, lo que provocó la falta de oxígeno. Esta situación dio lugar a la huida de miles de peces aguas abajo, que se adentraron en el cauce del río Robo para intentar sobrevivir. Sin embargo, la ingente concentración piscícola en este afluente, no mayor que una regata, puso en peligro su supervivencia, tanto por la carencia de oxígeno como por la simple falta de espacio vital. En esta situación, el Departamento de Medio Ambiente tuvo que poner en marcha una operación de salvamento mediante la inyección de oxígeno desde camiones. Aunque de origen casual, la nueva mortandad ha puesto de manifiesto que el río Arga, un vecino más de la capital navarra y de otras muchas localidades que baña con sus aguas, no goza de muy buena salud, a juzgar por la repetición de sucesos que de este calibre en lo que va de año. Fue en abril cuando más de 7.000 peces aparecieron muertos en sus aguas desde Burlada, junto a Pamplona, hasta Arazuri. En esa ocasión la causa pudo ser un vertido incontrolado realizado en un colector de aguas pluviales. La alarma se repitió en el mes de junio, esta vez a su paso por Pamplona. Las especies más afectadas por el vertido contaminante, de origen desconocido, fueron los barbos, madrillas, gobios e incluso carpas y cangrejos. Ya en agosto, las aguas del Arga a su paso por Huarte fueron la tumba para más de 12.000 peces a consecuencia del vertido de un escape de cloro procedente de las piscinas de esta localidad vecina a la capital navarra. A estos desastres ecológicos hay que sumar los que han tenido lugar en otros ríos de la Comunidad Foral y que alcanzaran la docena en los primeros ocho meses de este año. Aguas turbias Pero si el Arga carece de buena salud no es por su propio deseo ni por el de sus habitantes, sino que en la mayoría de las ocasiones se debe a la falta de escrúpulos de "algunos desalmados que están esperando que vengan las riadas para soltar sus vertidos". Así de rotundo se muestra Antonio Munilla, responsable de la asociación ecologista Gurelur. Y como otras causas señala también la presencia de granjas y piscifactorías, "que están continuamente vertiendo y contaminando nuestros ríos, además de hechos puramente accidentales, pero que podrían reducirse con un mayor control por parte de la Administración", añade. No obstante, aunque los desastres de este año han ocupado más páginas y minutos en los medios de comunicación, Antonio Munilla quiere resaltar que esto no significa necesariamente que hayan aumentado en número, sino que ha crecido la conciencia ambiental de los ciudadanos. En muchos casos, en vez de avisar directamente al Gobierno de Navarra, que "no hacía públicos los sucesos", según Munilla, las personas que descubren los desastres piscícolas los comunican directamente a Gurelur. El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra también ha querido salir al paso de los últimos acontecimientos y, en una reciente rueda de prensa, representantes del mismo señalaron que la situación de Navarra "no es para dramatizar", porque la calidad ambiental de los ríos de la comunidad "es satisfactoria", aseguraron. No obstante, también hicieron un llamamiento a los responsables de las empresas para que extremen los cuidados sobre depuración de vertidos, ante la situación crítica que atraviesan los ríos navarros durante el estiaje.. Estos avisos no son suficientes para los miembros de Gurelur . En su opinión, lo que debería hacer la Administración, con la que siempre se han mostrado dispuesta a colaborar, tal y como se lo manifestaron a la consejera de Medio Ambiente en una reunión reciente, es mostrarse más rígida a la hora de abrir expedientes sancionadores. Cuatro son los que ha incoado este año el Gobierno navarro a empresas que presumiblemente han vertido productos tóxicos a los ríos. Un número demasiado modesto para los incidentes registrados y para el daño que estos actos criminales causan en la fauna piscícola.

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