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Septiembre

Las miradas culturales buscan en septiembre la asimilación de lo queda del tiempo de verano, mientras empiezan a recrearse en las tentaciones de la nueva estación. Son miradas de ida y vuelta, entre revisiones de clásicos indiscutibles y exploraciones de la creatividad contemporánea. En Madrid y Barcelona reina, desde la Filmoteca, Yasujiro Ozu (1903-1963), uno de los más personales directores de cine de todos los tiempos aunque -paradojas incomprensibles e inquietantes- ninguna de sus películas se ha estrenado comercialmente en España. Mientras tanto, en Estrasburgo se reivindica y homenajea al original y poderoso compositor español Francisco Guerrero, fallecido hace ya casi un año, a la par que las músicas de cabaré actual se contemplan a la sombra de Brecht y Eisler. Septiembre es algo más que un compás de espera. Su río está lleno de cuentos e historias que conviene escuchar con atención.Los cuentos e historias de Ozu en la Filmoteca son asombrosos: comedias domésticas llenas de instinto narrativo, serenas, sabias, sobre la familia o las relaciones cotidianas o el paso del tiempo. Es la vida misma devuelta reflexivamente desde una pantalla. Todavía se están exhibiendo cronológicamente películas mudas anteriores a 1933, y ya se han visto títulos tan sorprendentes como El coro de Tokio o He nacido, pero.... En cada sesión se incrementa el número de espectadores. Desde 1979 no se dedicaba un ciclo a este cineasta japonés fundamental. La Filmoteca ofrece la posibilidad de un reencuentro cálido con las ventajas de la gran ciudad. En Estrasburgo se va a recordar a Francisco Guerrero, inventor de fractales, de estímulos sonoros radicales, de complejas arquitecturas, de susurros y gritos, de soledades y amistades. El cuarteto Arditti tocará su monumental Zayin en siete capítulos, compuesta durante 14 años y estrenada completa en el teatro Central de Sevilla en febrero de 1997 por el mismo grupo. La Orquesta de RTVE, dirigida por Luca Pfaff, presentará en Francia Coma Berenices, su última obra orquestal. Además se escucharán Acte préalable, con los Percusionistas de Estrasburgo, y Erótica para soprano y guitarra. "Un músico no compone para que se le respete, sino para que se le ame", dijo hace ya varios años Francisco Guerrero en una larga entrevista publicada en Le Monde de la Musique. Su figura y sus admiradores crecen día a día. Alumnos y receptores de sus enseñanzas -el viejo sueño de Guerrero era la creación de una escuela de Altos Estudios Musicales- preparan con esmero nuevas obras para próximos homenajes.

El reconocimiento de Estrasburgo al compositor andaluz es importante, entre otras razones porque el festival francés es actualmente uno de los más imaginativos de Europa en el campo de la música contemporánea. La presente edición, al margen de Guerrero, rueda alrededor de la herencia del cabaré alemán de entreguerras. Hay espectáculos escénicos de Donatoni, Aperghis, Rautavaara, Bello o Kagel sin olvidar, claro, a Brecht, Eisler, el cabaré berlinés de Georgette Dee o la imponente presencia de Hanna Schygulla con el acompañamiento de Markus y Simon Stockhausen. Brecht, en el año del centenario de su nacimiento, tiene otras ramificaciones. Una de ellas es el último artículo de Mario Vargas Llosa en este periódico sobre Ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny, representada en el Festival de Salzburgo. El comienzo de su lectura levantó en mí grandes expectativas: el gran novelista peruano, en la senda musical de los Kundera, Carpentier, García Márquez y hasta Félix de Azúa, cronista de lujo este verano para EL PAÍS del festival de Torroella de Montgrí. Pero a Vargas Llosa le pudieron sus ya conocidos demonios ideológicos y la necesidad de hacer un retrato sociológico distanciándose del público que asiste al Festival de Salzburgo. Únicamente al final volvió a la música con una pirueta pretendidamente graciosa en que se imaginaba a sí mismo cantando "en clave de sol" (cito textualmente) el Manifiesto comunista con música de Luigi Nono. Escritores. Pero, en fin, éstas son historias de finales de agosto y no cuentos de septiembre. No hay tregua. La actualidad reclama sus urgencias.

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