El CSIC desaconsejó el muro que construye el Gobierno para defender Doñana de los lodos
El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desaconsejó el muro de 30 kilómetros que el Gobierno central está construyendo para defender el Parque Nacional de Doñana de sedimentos y contaminantes arrastrados por el Guadiamar. Un informe sobre la obra explica que ésta se ha acometido sin una valoración "del riesgo de entrada de sedimentos" ni del "efecto de perturbación del régimen hidrológico de la marisma que ocasionarían". Además asegura que con menos dinero y "un diseño adecuado" se podría extender esta protección al estuario del Guadalquivir.
El informe fue realizado por expertos del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, del Departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental de la Politécnica de Cataluña y del Centro de Ciencias Medioambientales.tras el análisis del proyecto de control y permeabilización de la marisma de Doñana frente al río Guadalquivir, Brazo de la Torre y Entremuros. Este documento fue redactado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, (CHG) dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, para prevenir la entrada de los sedimentos procedente de las minas de Aznalcóllar que queden en el Guadiamar. . El proyecto de la CHG desarrolla una de las 11 actuaciones del Proyecto Doñana 2005, impulsado por el Gobierno central y que prevé invertir 15.600 millones para aumentar el aporte de agua a Doñana. En concreto, la obra, en la que se gastarán 500 millones, supone el recrecimiento de los márgenes de Entremuros -donde ha estado retenida el agua tóxica del vertido de Aznalcóllar-, además de la construcción de un muro de 30 kilómetros en la zona oriental del Parque Nacional. El informe considera "imprescindible para justificar una obra de tal magnitud una valoración del riesgo de entrada de sedimento y contaminante en la marisma por la vía superficial del río Guadiamar que falta en el proyecto". El análisis insiste en que las obras deberían tener "carácter temporal", pero subraya que el proyecto corresponde a unas obras "con voluntad de permanencia". Esta voluntad de perpetuidad haría necesario, añade, que se valorase "con cuidado el efecto de perturbación del régimen hidrológico de la marisma que estas obras ocasionarían". Por ello asegura que "un estudio del arrastre, transporte y sedimentación del material del río Guadiamar podría llevar a la conclusión de que el riesgo para el parque no justifica la obra o bien que una seguridad aceptada como suficiente se consigue con una inversión menor". Los expertos recomiendan "una solución más económica", que estaría dirigida "no solamente a proteger el parque, sino también el estuario del Guadalquivir": trampas de sedimentos en el curso bajo del Guadiamar, entre el Vado del Quema y Entremuros. Estas trampas deberían instalarse "inmediatamente para prevenir el efecto de crecidas durante los trabajos de retirada de los lodos del cauce ordinario del Guadiamar". El Proyecto Doñana 2005 fue aprobado en el Patronato del Parque Nacional el 14 de julio, con el respaldo de los ecologistas y la Junta de Andalucía, aunque con las críticas del consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco. Éste amenazó hace una semana con paralizar "ese disparate fenomenal" por carecer de declaración de impacto ambiental. Las críticas ecologistas al muro han llegado también a la Comisión Europea. La asociación SEO presentó un informe en el que pedía que no se ejecutara "por el gravísimo impacto ambiental que supone el sacrificio de 11.000 hectáreas" y apoyaba las trampas de residuos.
Voladura de seguridad
Tres sirenazos de un minuto, un estallido amortiguado y una humareda blanca sobre las paredes de la corta. Las voladuras volvieron ayer a la explotación minera de Aznalcóllar, aunque esta vez no buscaban facilitar el acceso a los metales escondidos en el subsuelo. La explosión fue pequeña para lo que se estilaba hace cinco meses en la corta de los Frailes. Se emplearon 4.000 kilos de explosivo, cuando lo habitual, antes del vertido tóxico que paralizó la actividad en la mina, era usar 30.000 kilos. Con la detonación de ayer, Boliden obtendrá 20.000 toneladas de rocas. La empresa necesitará medio millón de toneladas para completar un contrafuerte de dos kilómetros de longitud y 50 metros de ancho alrededor de la balsa siniestrada.
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