Japón cancela la ayuda humanitaria a Pyongyang por disparar un misil

Japón ha anunciado la ruptura de las conversaciones con Corea del Norte y la suspensión de los programas de ayuda humanitaria después de que el régimen de Pyongyang lanzara el lunes un misil experimental por encima del territorio japonés. Corea del Sur dijo que la prueba representa una seria amenaza para los países de la región, pero renunció a suspender su política de contactos culturales y comerciales con el Norte. Moscú y Pekín han hecho pública su preocupación e instan a la calma.

La lectura política de la prueba del misil norcoreano Taepo Dong 1, con un alcance de más de 2.000 kilómetros, es sencilla para Tokio: Pyongyang está en condiciones de atacar cualquiera de las principales ciudades japonesas. La Agencia de Defensa japonesa ha enviado varios barcos a la zona en la que cayeron las partes del misil, con el fin de poder estudiar su capacidad real de fuego."El pueblo tiene un alto grado de ansiedad, y yo, personalmente, estoy preocupado en extremo", aseguró ayer el primer ministro Keizo Obuchi a través de un portavoz. "Si el disparo fue intencionado, no sería exagerado decir que pudo haber ocasionado un conflicto", añadió Yoshiro Mori, secretario general del gubernamental Partido Liberal Democrático. Tras una reunión de urgencia del Gabinete japonés, se anunció la suspensión de los programas de ayuda que se habían puesto en marcha para paliar la sequía que sufre Corea del Norte. Japón es su primer donante.

La reacción japonesa incluye la paralización de las conversaciones diplomáticas y de las ayudas por valor de mil millones de dólares (150.000 millones de pesetas) comprometidas para la construcción de un nuevo reactor nuclear. "Estábamos preparados para normalizar nuestras relaciones de forma incondicional, pero ahora vamos a cambiar esta política", dijo el portavoz.

El ministro de Defensa surcoreano, Chun Yong Taek, señaló que su país, EEUU y Japón formarán un "fuerte frente común" para frenar toda provocación militar de Corea del Norte. "Estamos analizando qué es lo que pretende Pyongyang con esta prueba, especialmente por las circunstancias que lo rodean". Este sábado, Kim Jong Il se convertirá formalmente en jefe de Estado.

Pese al enfado surcoreano, el Gobierno de Seúl no se ha planteado imitar a Tokio y suspender los contactos comerciales y culturales con el Norte. Por el momento, tampoco lo ha hecho EEUU, que ayer mismo reanudó en Nueva York las conversaciones con delegados del Gobierno de Pyongyang. Nada se ha filtrado sobre el contenido de esa reunión, aunque se supone que ha estado dominada por la prueba del misil. Un portavoz del Pentágono calificó el lanzamiento como una demostración del desarrollo de la capacidad militar de Corea del Norte. Washington y Tokio temen que Corea desarrolle los misiles Taepo Dong1 y Taepo Dong2 con un alcance de hasta 4.000 kilómetros (lo que afecta también a la seguridad de Taiwan y China) o que los venda a terceros países.

El Gobierno chino recomendó a los países afectados que no pierdan los nervios. "Pekín desea ante todo la paz en la península coreana, y la mejor forma de conseguir ese objetivo es el diálogo", dijo el portavoz de Exteriores, Zhu Bangzao, que solicitó que se inicien negociaciones para suavizar las tensiones.