_
_
_
_
_
Reportaje:

El cine revive las noches golfas de Studio 54

“54” y “Los últimos días de la música disco” examinan la cultura noctámbula de los años 70

Con la esperada película 54, sobre la discoteca de Nueva York donde la crème de la crème internacional celebró a lo grande los últimos coletazos de libertinaje antes de la llegada de Reagan y el sida, culmina el revival de los años setenta que viene impregnando la cultura popular en los últimos años. The last days of disco, el nuevo filme de Whit Stillman, replantea también la forma de pensar y la música de aquella era, que invade de nuevo las tiendas de discos. Pero esta temporada hay aún más propuestas de regreso a los setenta, cuya memoria agridulce sigue removiendo el cine, la música y la televisión.

Más información
El disco no ha muerto

El 12 de julio de 1979, cientos de vinilos de música disco fueron quemados en un estadio de béisbol de Chicago durante un evento llamado Disco Demolition Night, que degeneró en un disturbio público con estampida por el césped incluida.No se había producido nunca (ni se ha producido desde entonces) una expresión tan violenta de rechazo público contra un tipo de música. El estilo discoteca empezaba a agonizar, tras haber alcanzado una popularidad y unas ventas insólitas en muy corto periodo de tiempo, infiltrándose también en otras manifestaciones culturales como la moda y el cine.

El director Whit Stillman ha recuperado las imágenes televisivas de aquel episodio para abrir su nueva película, The last days of Disco (Los últimos días de la música disco), que, junto a 54, recién estrenada en EEUU, refleja los sentimientos simultáneos de admiración y vergüenza que los 70 siguen despertando en el público americano. Según la crítica, ninguna de las dos ha conseguido aprovechar el potencial de ese ambiguo momento de la historia.

The last days of disco no es una crónica histórica con imágenes de archivo al estilo Oliver Stone (ya que en aquel entonces no hubo más conspiración que la de los fabricantes de moquetas y ropa de poliéster naranja), sino un relato personal con el que Stillman completa su trilogía iniciada con Metropolitan y Barcelona. Al ritmo de clásicos como I love the nightlife, de Alicia Bridges, o I"m coming out, de Diana Ross, los personajes de Stillman tratan de mantener el equilibrio al dar el salto desde sus últimos días de libertad juvenila la vida profesional y responsable. Stillman llevaba trabajando en este proyecto desde mucho antes del revival discotequero, y Janet Maslin escribió en The New York Times que la película "es sinceramente nostálgica sin resultar hortera". Es justo el enfoque opuesto al de 54, la anunciadísima película que examina el auge y caída de la macrodiscoteca neoyorquina Studio 54, símbolo ineludible del momento, a través de los ojos de un camarero. El filme explota el fenómeno disco recurriendo a todos los tópicos y moralejas fáciles que se supone necesita una nueva generación deespectadores educada en los noventa.

Capote y los demás

En una crítica de 54, la revista Variety sentencia que "hay una película de Hollywood más crítica y profunda sobre la gloriosa cultura de las discotecas que pide a gritos ser rodada". Studio 54 era un club representativo de un Nueva York hoy ya inexistente al cual acudían regularmente Truman Capote, Andy Warhol, Rudolf Nureyev, Mick Jagger, Elizabeth Taylor, David Geffen y Peter Beard entre otros, para drogarse y bailar junto a princesas y jeques, gays, negros, hispanos y aspirantes a estrella como Madonna o Robert de Niro.Iban vestidos de "Halston, Gucci, Fiorucci...", como dice el verso del superéxito discotequero de Sister Sledge He"s the greatest dancer. Fornicaban en las escaleras y en el entresuelo, y disfrutaban del impagable sueño de juventud eterna bajo el famoso logotipo de Studio 54: una luna creciente que esnifaba cocaína.

Todo culminó en 1979: Studio 54 cerró sus puertas por problemas legales y luego las volvió a abrir, pero sólo tímidamente, hasta dar el cerrojazo definitivo justo antes del crash de la Bolsa de 1987. Hoy día, el local ha recuperado su rentabilísimo nombre de marca y se usa de cuando en cuando para fiestas privadas que ni de lejos conjuran su espíritu original.

El impacto sociocultural de Studio 54 no se ha podido analizar a fondo por varias razones. La discoteca fue creada, y arrastrada con él en su caída, por un empresario de medio pelo llamado Steve Rubell, que fue a la cárcel por evasión de impuestos y murió de sida en 1989. Por otra parte, como se solía decir, si uno recordaba sus noches en Studio 54 es que realmente no había estado allí. Entre los que prefieren olvidar aquello, los que tienen la memoria nublada por la química, los que ni siquiera pudieron traspasar su puerta flanqueda por sogas de terciopelo y los que se han quedado en el camino, Studio 54 casi pertenece hoy al terreno de lo onírico.

El año pasado, el periodista Anthony Haden-Guest realizó lo que hasta la fecha es el esfuerzo más notable de ordenar y dar sentido a lo ocurrido, en su libro La última fiesta: Studio 54, disco, y la cultura de la noche. Haden-Guest sostiene que el estilo disco y su máxima expresión, Studio 54, fueron el legado del Mayo del 68 europeo, elevado a su máximo exponente de revolución moral y sexual tras su reencarnación en el Estados Unidos de la era Nixon. El reempaquetado del feísmo de los años 70 para su explotación comercial ha tenido sus más recientes ejemplos con la película Boogie Nights, sobre la industria del cine porno en esa década, y Tormenta de hielo, el incisivo análisis de la liberación sexual en Connecticut que adaptó el taiwanés Ang Lee.

Ahora la cadena de televisión Fox está a punto de estrenar en EEUU una telecomedia nostálgica titulada simplemente Ese show de los 70, y de Gran Bretaña llegará pronto el filme Velvet Goldmine, sobre el glam-rock. El cineasta Spike Lee está combinando actualmente pornografía, música disco y crimen en su nuevo rodaje, Summer of Sam, una crónica del asesino en serie que se dió a conocer como Hijo de Sam y que aterrorizó Nueva York en 1977.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_