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GUERRA AL TERRORISMO ISLÁMICO

Ingenieros extranjeros de la planta destruida en Sudán niegan que fabricara armas químicas

Los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se reunirán hoy para examinar y debatir la denuncia presentada por Sudán contra EEUU por el ataque aéreo del pasado jueves, que destruyó una fábrica de medicamentos en Jartum alegando que era propiedad del millonario saudí Osama Bin Laden, supuesto cerebro de los atentados contra las embajadas norteamericanas en Dar es Salam y Nairobi, y que en su interior se fabricaban armas químicas. Cuatro ingenieros (tres jordanos y uno británico) que han trabajado en la fábrica negaron que allí se produzcan armas químicas.

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La reunión del Consejo de Seguridad fue reclamada por el presidente sudanés, Omar el Bechir, pocas horas después de que se produjera el ataque de los norteamericanos, en un intento de frenar nuevas "operaciones de castigo" y de demostrar al mismo tiempo que en el interior de la planta destruida de Jartum no se fabricaban armas químicas. Las afirmaciones del presidente sudanés fueron confirmadas el sábado desde Ammán y Londres por diversos ingenieros y arquitectos que trabajaron en su día en la construcción y en la puesta en marcha de la planta farmacéutica de Al Shifa, de Jartum, una de las más importantes del país, en la que se fabricaban medio centenar de medicamentos, la mayoría de los cuales se exportaban a Irak y servían para combatir, entre otras enfermedades, la malaria y la tuberculosis.

"Esta fábrica no podría producir armas químicas, fue diseñada para fabricar medicinas para la gente y los animales", aseguró el sábado por la tarde en Ammán el ingeniero jordano Ahmed Salem, autor junto con otros tres compañeros del proyecto de la planta, visitada ayer por la misión local de la ONU en Sudán. El ingeniero aseguró que las obras de esta industria se iniciaron en 1993 y que fue inaugurada cuatro años más tarde en un acto protocolario al que asistieron el embajador británico y otros diplomáticos.

El ingeniero jordano añadió en conferencia de prensa que la fábrica había costado 32 millones de pesetas y que en ningún caso había sido financiada por el millonario saudí Osama Bin Laden, y sí por el empresario sudanés Bachir Hasan, quien, poco tiempo después y como consecuencia de problemas económicos, se vio obligado a venderla a un compatriota, el financiero Salá Idris. "Durante el tiempo de construcción, nunca vimos a Bin Laden y él nada tuvo que ver con la fábrica", insistieron los tres ingenieros jordanos, quienes recalcaron que la planta había sido visitada y homologada en diciembre de 1997 por inspectores de la Organización Mundial de la Salud. La ONU ha reconocido que la fábrica tenía un contrato autorizado de venta de medicinas veterinarias a Irak.

Las declaraciones de los tres ingenieros jordanos se vieron asimismo confirmadas desde Londres por el ingeniero británico Tom Carnaffin, quien trabajó en la planta durante tres años, y quien aseguró conocer perfectamente la fábrica, que "no puede ser utilizada para fabricar armas químicas". EEUU, por su parte, asegura que tiene pruebas de la fabricación de armas químicas. Horas antes de que se reúna en Nueva York el Consejo de Seguridad de la ONU lo harán también en El Cairo los 22 miembros de la Liga Árabe, quienes discutirán una propuesta del Gobierno de Sudán en la que se reclama "el rechazo total a la agresión norteamericana" y el "pleno apoyo a la posición de Jartum".

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