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Maniobra de distracción

Los cínicos dirán que Clinton ha hecho lo que todos los dirigentes estadounidenses hacen cuando se enfrentan a una crisis política personal interna: crear una distracción en política exterior: (...) La fracasada misión de Jimmy Carter de rescate de los rehenes norteamericanos en Teherán, que acabó en desastre en el desierto, fue vista como parte de un esfuerzo final desesperado para salvar su débil presidencia frente a la amenaza, desde la derecha, de Reagan. Dos décadas después, otro presidente demócrata (...) ha encontrado la oportunidad de jugar la carta defensiva. Teníamos todos los elementos necesarios (...).

Pero esto no es un guión de Hollywood como Cortina de humo, en la que un presidente de ficción decide bombardear Albania para distraer la atención de sus problemas internos. Este es un conflicto de la moderna era posguerra fría (...) Según la doctrina de EE UU de que el terrorismo, allá donde surja, debe combatirse a tiros, Clinton mantendrá que no le que daba otra elección más que reaccionar así. Pero el ataque directo contra los campamentos terroristas en Afganistán es probable que le cause conflictos internacionales, aunque el Afganistán de los talibán se halla unido a la creciente lista de países fuera de la ley (...) Pero para Clinton, la firme acción contra los que han acabado con las vidas de americanos y de otros es la manera clara de de mostrar que la institución de la presidencia de EE UU va más allá de la primera prueba de ADN que se toma en la Casa Blanca.

, 21 de agosto.

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