Los forenses de la historia
Equipos de arqueólogos trabajan este verano en más de una veintena de excavaciones en Euskadi
Los forenses de la historia. Así se describen a sí mismos los arqueólogos, bastante alejados de la imagen de Indiana Jones: no llevan látigo y sí usan más de pico y pala para ir descubriendo los restos de un pasado que la erosión, la rapiña y la ignorancia han ido desmantelando y ocultando de la vista hasta que, muchas veces por casualidad, se descubre un indicio de un pedazo de historia. Así, un verano más, estos investigadores se instalan en los yacimientos arqueológicos del País Vasco para ir rastreando en su pasado, desde la prehistoria a la romanización. En este último aspecto, Álava cuenta con una de las principales huellas del periodo conocido como pax romana, cuando el imperio se extendía por todo Europa a través de una extensa red de vías, como la Burdeos-Astorga que cruzaba el territorio alavés. El yacimiento del oppidum romano de Iruña, entre las localidades de Villodas y Trespuentes ha descubierto una mínima parte de lo que fue esta ciudad, una de las veinte más importantes de la Península Ibérica en el Bajo Imperio romano (siglos I y II d. C.). El aficionado tiene la oportunidad de visitar las excavaciones de Iruña, pero todavía faltan por lo menos cinco años para que se pueda inaugurar el museo previsto en este lugar. Hasta entonces, todavía queda trabajo para los arqueólogos dirigidos por Eliseo Gil, uno de los equipos que este verano araña las tierras del País Vasco. El objetivo en Iruña es continuar con las excavaciones de una de las miles de casas que formaron esta ciudad. Se trata de una edificación de unos 900 metros cuadrados de planta, correspondiente a una familia de clase media-alta de la época. El descubrimiento de la domus surgió por accidente: uno de los primeros tractores que comenzaron a labrar en tierras alavesas hundió una de sus ruedas cuando estaba arando en la finca. Había ido a dar con la cisterna de la casa (de 7.500 litros de capacidad y nutrida por el agua de lluvia), hoy ya recuperada y situada en el sótano del patio elegantemente cubierto por un mosaico que se hará público cuando se abra el museo. Las excavaciones de este año quieren profundizar en distintos aspectos de la casa, como el acceso entre estancias o excavar en las tres tabernas (tiendas) que la domus tenía en su fachada. La de Iruña es una de las tres excavaciones que este verano se realizan en Álava. Las otras dos están situadas en Aloria, donde se está descubriendo un complejo artesanal destinado a la reducción y forja de hierro también de época romana, y en el abrigo prehistórico de Atxoste, en el puerto de Azázeta. Además, la Diputación de Álava financia cuatro sondeos y cuatro estudios posexcavación. Según el diputado de Cultura y Euskera, Mikel Mintegi, la idea de la Diputación es no abrir nuevos yacimientos hasta que concluyan los trabajos de los que están en marcha: "No nos interesa que todo el territorio esté lleno de excavaciones; nosotros preferimos que se cumpla el ciclo completo". La Diputación de Guipúzcoa mantiene en activo siete excavaciones, entre ellas las del dolmen de Mandubi zelai en Ezkio, la cueva de Iritegi en Oñati, y la cueva de Lezetxiki en Mondragón. En este territorio se están realizando otras siete prospecciones o sondeos. En Vizcaya, el ente foral ha respaldado seis excavaciones y otros tres tipos de estudios, con especial atención a los restos prehistóricos.
Una aguja para operar de cataratas
La arqueología, disciplina relativamente moderna (las primeras excavaciones con intención investigadora se remontan a mediados de siglo pasado) es la principal fuente de estudio de culturas que no han dejado legado escrito. Incluso para muchas épocas históricas como la era romana que documentaron profusamente sus hechos sociales, la arqueología sigue siendo una herramienta indispensable para acercarse a su microhistoria. El hallazgo, por ejemplo, de una aguja para operar de cataratas, como ha ocurrido en la excavación que dirige Eliseo Gil en el yacimiento de Iruña, es fundamental para refrendar el estado de los estudios médicos en los siglos I-II después de Cristo, cuando la ciudad alcanzó su mayor esplendor. En esta mina de materiales del Imperio romano, también se han encontrado restos procedentes de Italia o de la cuenca del Rhin. Estos restos se localizaron en lo que fue un basurero, similar al que puede haber en cualquier solar vacío de una gran ciudad: al igual que ahora figura la leyenda made in Taiwan, también entonces se registraba la procedencia del producto. Pero no hace falta llegar a una excavación en toda regla para que los arqueólogos recompongan todo un pedazo de historia pasada a partir de unos materiales recuperados. Ya con los pasos previos, la prospección y la cata arqueológica, se puede establecer el alcance de lo que esconde la tierra. En el lugar de Andagoste (en el valle de Cuartango alavés), el equipo dirigido por José Antonio Ocharan y Mikel Unzueta ha descubierto un posible campo de batalla o campamento romano correspondiente a las Guerras Cántabras, fechado del 29 al 19 a. C. Estas prospecciones parecen confirmar que en ese lugar se halla uno de los yacimientos romanos más antiguos de Euskadi.
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