Gerry Adams condena "sin reservas" la masacre de civiles y se declara horrorizado
El Sinn Fein, el frente político del IRA, rompió con una tradición de la vieja e implacable revolución nacionalista irlandesa al condenar públicamente y "sin reservas" el atentado, atribuido por los protestantes a extremistas católicos, en los términos más enérgicos. "Estoy horrorizado", fue la parca frase de Gerry Adams, el presidente del Sinn Fein, a quien sus enemigos políticos le atribuyen una estrecha conexión con el terror norirlandés. Era la primera vez que Adams condenaba un atentado cometido supuestamente por terroristas católicos. Martin McGuinness, número dos del Sinn Fein y estrecho colaborador de Gerry Adams, se declaró "estremecido y asqueado" por la matanza y lanzó un llamamiento "a quienquiera que sea responsable" del atentado a "parar inmediatamente" y abrazar el acuerdo de paz para el Ulster, firmado el Viernes Santo en el Castillo de Stormont y avalado por más del 70% de los votantes de Irlanda del Norte en el referéndum de mayo. El primer ministro del incipiente Gobierno norirlandés, David Trimble, líder de los unionistas moderados, manifestó desde Alemania: "No hay lugar para la duda. Esta bomba no habría explotado si el Sinn Fein y el IRA hubiesen cuidado de sus armas y explosivos". Trimble, que se ha estrenado apenas en junio en el difícil puesto de jefe del Gobierno norirlandés, se encuentra en una posición sumamente incómoda ante los suyos. Los radicales unionistas, con el reverendo Ian Paisley a la cabeza, le reprochan haber apoyado un acuerdo que, acusan, no garantiza el desarme de los grupos paramilitares. Lo ocurrido ayer no facilita en absoluto el camino del moderado Trimble, que obtuvo un exiguo apoyo mayoritario en las urnas el 25 de junio.
Los enemigos de la paz
Tanto los dirigentes británicos como los irlandeses condenaron vivamente el ataque, pero aseguraron que los enemigos de la paz en Irlanda del Norte no van a salirse con la suya. El primer ministro británico, Tony Blair, declaró desde su residencia de vacaciones en Francia: "Éste es un acto detestable de salvajismo y maldad. Capturaremos y castigaremos a los responsables". Blair ha invertido gran parte de la energía de su mandato para conseguir el difícil Acuerdo de Stormont, apoyado por el Sinn Fein de Gerry Adams. En Londres, la reina Isabel II describió el atentado como "un crimen detestable" y envió sus condolencias a los familiares de las víctimas. El primer ministro interino, John Prescott, calificó el acto terrorista de "cobarde" y contrario "a la voluntad de paz de la gente de Irlanda del Norte".
Bertie Ahern, el primer ministro irlandés, prometió los máximos esfuerzos de su Gobierno para aplastar a las organizaciones extremistas que operan desde escondites dentro del territorio de la República, al sur de la frontera con el Ulster. El referéndum sobre el Acuerdo de Stormont alcanzó un apoyo abrumadoramente mayoritario en la República de Irlanda.
Ola de dolor
De momento, la prioridad de los Gobiernos de Londres y Dublín es impedir que la ola de dolor e indignación se traduzca en escepticismo o rechazo del plan de paz al que Washington proyectaba dar un visible espaldarazo con la anunciada visita de Bill Clinton los próximos 3 y 4 de septiembre. El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, uno de los principales promotores de las conversaciones de paz que se concretaron en los acuerdos firmados en abril pasado, condenó el "acto bárbaro destinado a arruinar las aspiraciones de Irlanda del Norte hacia la paz y la reconciliación".
"En nombre del pueblo estadounidense condeno esta carnicería", dijo Clinton, quien tiene previsto viajar el 3 de septiembre a Irlanda del Norte, en un comunicado emitido por la Casa Blanca. Después de visitar Belfast, el presidente estadounidense se dirigirá a Dublín. Tanto en Irlanda del Norte como en Irlanda, Clinton es un personaje muy popular, y sus palabras tienen, en ciertos sectores, más seguidores que las del propio Blair.
El primado de la Iglesia católica en el Reino Unido, el cardenal Basil Hume, calificó de "crimen contra la humanidad" la matanza de Omagh.
"Pido a todos los católicos que recuerden mañana en sus oraciones en misa a todos los que han sido asesinados de manera tan cruel, a los heridos y a los familiares, además de todos aquellos que tendrán que encarar el resultado de un acto tan malvado", afirmó el cardenal.
El presidente de Francia, Jacques Chirac, y el primer ministro de este país, Lionel Jospin, también condenaron la matanza ocurrida a media tarde.
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