Amenazas extremistas para la paz

El salvaje atentado de ayer en Omagh vino a confirmar los temores de que a pesar de las buenas intenciones y las declaraciones optimistas, el proyecto de paz para Irlanda del Norte permanece atrapado por las fuerzas del extremismo. La explosión coincide con una serie de indicaciones de que varias facciones disidentes del Ejército Republicano Irlandés (IRA) se están lanzando a una nueva campaña frontal para despedazar el plan aprobado en abril. Una de esas facciones es el llamado IRA Auténtico, que parece haber intensificado sus operaciones desde bases clandestinas en el territorio de la República de Irlanda. Informes extraoficiales divulgados a comienzos de mes sugirieron que el IRA-A y otros grupos habían comenzado a almacenar explosivos y perfeccionar técnicas para construir bombas. El IRA-A, que se opone a la tregua declarada por el IRA hace casi un año, parece decidido a liderar y precipitar una escalada con el fin de torpedear el Acuerdo de Stormont, que sentó las bases para un entendimiento entre los unionistas protestantes y los republicanos católicos.

Fuentes de las fuerzas de seguridad sospechan que el IRA-A ha conseguido en los últimos meses forjar una alianza con por lo menos dos organizaciones extremistas igualmente decididas a sabotear el proyecto de paz. Ellas serían el Ejército de Liberación Nacional Irlandés (INLA) y el Comando del Ejército de Continuidad (CAC), o IRA Continuidad. Esas organizaciones insisten en que en Irlanda del Norte no puede hablarse de paz mientras el Reino Unido no repliegue sus fuerzas militares de la provincia y siga obstruyendo la unificación de la isla. Jim Cusack, especialista en cuestiones de seguridad, escribió hace poco en el Irish Times que el INLA había obtenido explosivos plásticos de los arsenales del IRA. Una teoría de continuidad que, de confirmarse, expondría el grado cada vez mayor de cooperación entre extremistas.