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Borrell sugiere a Barrionuevo que González no se sume a su defensa jurídica para no favorecer al PP

Javier Casqueiro

El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell, reiteró personalmente el miércoles pasado a José Barrionuevo el convencimiento de que es inocente y de que en el caso Marey le han condenado sin pruebas, aunque también le expuso sus dudas sobre la conveniencia política de que Felipe González se sume a la defensa del ex ministro del Interior ante el Tribunal Constitucional. En el almuerzo que Borrell compartió con Barrionuevo y su esposa, Esperanza Huélamo, en el domicilio de éstos en Villalba (Madrid), el candidato razonó que si González diera ese paso, el Gobierno de José María Aznar y el PP muy bien podrían utilizarlo como arma política en detrimento de la estrategia electoral que prepara Borrell.

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Fue José Borrell quien llamó a Barrionuevo para sugerirle un almuerzo conjunto, y fue el ex ministro del Interior quien puso el día y el lugar: el miércoles -ese mismo día- y en su domicilio de Villalba. Borrell se precia de afrontar cara a cara los retos de carácter humano más difíciles. En su entorno presumen, por ejemplo, que así fue como le comentó a Joaquín Leguina, en el despacho de éste en la sede del PSOE, que quería prescindir de él como portavoz de la Comisión de Cultura en el Congreso. Personalmente resolvió también el resto de los cambios en las portavocías parlamentarias del partido, que afectaron a una docena de diputados.Borrell planteó a su equipo de la Oficina del Candidato en Madrid, con el que prepara sus próximos actos electorales, que estaría bien explicarle personalmente a Barrionuevo cuál es su posición ante las condenas del caso Marey. Sus asesores admitieron que, si bien el encuentro entrañaba cierto riesgo, sin duda era necesario.

Telefoneó al ex ministro, como adelantó ayer El Periódico de Cataluña, y la cita se concertó de inmediato.En la casa de Barrionuevo hablaron durante tres horas. Fuentes del entorno de Borrell admiten que Barrionuevo estaba algo molesto y expectante ante esta charla con el candidato, sobre todo por determinadas declaraciones que había hecho durante el fin de semana en Almería, la tierra del ex ministro. Allí, y particularmente en una cena con militantes en Huércal, Borrell admitió que en la lucha antiterrorista se habían cometido "errores" y precisó que esos "momentos dramáticos y difíciles alguien los había tenido que torear", en alusión a Barrionuevo. También puntualizó, en cualquier caso, que en la lucha antiterrorista no todo es justificable, si bien subrayó que el PSOE no debía pagar únicamente por esos errores y lamentó la actitud "cainita del PP". Como colofón, reafirmó la inocencia de Barrionuevo y la injusticia de su condena.

El candidato le repitió el miércoles todos estos argumentos a su compañero de filas, y añadió dos mensajes que en Almería no expresó públicamente. No desearía que la decisión, estrictamente personal, de Felipe González de participar en su defensa ante el Tribunal Constitucional pudiera ser utilizada por el Gobierno de Aznar y el PP como arma política contra su proyecto de futuro como candidato a la presidencia del Ejecutivo. Un proyecto que Borrell materializará en septiembre intentando dejar atrás definitivamente el pasado para centrarse en sumar los simpatizantes necesarios para ganarle a Aznar las próximas elecciones.

Fuentes del entorno de Borrell aseguran que con esta reunión quería acentuar su solidaridad, sin ningún tipo de dudas, con el ex ministro, condenado a 10 años de cárcel, y que además tenía especial interés en que este gesto trascendiera a la opinión pública. Según fuentes próximas a Barrionuevo, éste quedó muy agradecido tanto por el respaldo personal mostrado por el candidato como por el hecho de que acudiese a su domicilio.

Borrell también le aclaró por qué no cree oportuno incluir en su programa electoral el indulto a los condenados en el caso Marey. Esa medida y esa responsabilidad, le dijo, no corresponde trasladarla así a los ciudadanos, sino que la adoptará él nada más llegar a La Moncloa. La reunión discurrió en un ambiente distendido, y con un ruego de Barrionuevo a Borrell: que sea preciso y cuidadoso con los datos cuando hable de la guerra sucia, para no incurrir en imprecisiones que pudieran perjudicarle injustamente.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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