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Sanidad anuncia la creación de un comité de ética que analice los avances científicos

El proyecto del nuevo organismo será debatido en el Parlamento el próximo otoño

En la investigación genética se engaña a la naturaleza, como dice el director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Mariano Barbacid. Con el estudio y manipulación de los genes, estos engaños llevan a descubrimientos que resultan útiles para la cura de enfermedades, pero que también plantean numerosos dilemas éticos, como la discriminación por motivo de los genes, o el diseño de seres a medida. El ministerio de Sanidad propone la creación de un Comité Nacional de Ética para las Ciencias y las Nuevas Tecnologías que el Parlamento debatirá el próximo otoño.

El ministro de Sanidad y Consumo, José Manuel Romay, anunció ayer en Santander su intención de impulsar este comité ético a semejanza de los ya existentes en otros países como Francia y manifestó que el Gobierno y, en concreto, el presidente de Gobierno, José María Aznar, considera que "el campo de la investigación es una prioridad en el gasto público español y de absoluta rentabilidad".El ministro inauguró ayer en Santander el curso El mundo de la genómica: aplicaciones médicas e implicaciones sociales, dirigido por Carlos Cordón-Cardó, responsable de la división de Patología Molecular del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. En él participan los científicos españoles Mariano Barbacid y Valentín Fuster, a quien Romay animó a regresar a España.

Las necesidades de informar a la sociedad sobre los descubrimientos genéticos y sus aplicaciones médicas centraron ayer buena parte de las intervenciones de los ponentes, que dejaron patente lo estrechamente ligado que está el futuro de la medicina al desarrollo del Proyecto Genoma Humano. Con este programa, que se inició en 1990 en Estados Unidos y concluirá en 2005, se quiere conocer la situación y función de cada uno de los genes humanos

Barbacid y Fuster analizaron ayer las dos enfermedades, el cáncer y la cardiovascular, que están atacando de forma más activa a la sociedad actual. Valentín Fuster, del Hospital Mount Sinai de Nueva York, que preside la American Heart Association, destacó la importancia de reconocer que la enfermedad coronaria es propia de los tiempos modernos. "Los factores que la producen", explicó el científico, "podrían eliminarse si no existiera tal sociedad de consumo. Esos factores son el tabaquismo, la obesidad, el alto colesterol en sangre y la hipertensión. Hay que tener presente que, por mucho que hablemos de mecanismos básicos y de nuevas drogas, la droga más importante es la educación del público". Dice Fuster que dentro de cinco ó 10 años se podrá saber quién está desarrollando una enfermedad coronaria gracias a la resonancia magnética. Esto quiere decir que se podrá decir a un paciente que está desarrollando una enfermedad coronaria, aunque no se le haya manifestado.

Sobre la posibilidad de que los científicos españoles que están realizando relevantes investigaciones en otros países vuelvan a España, como ha hecho este año Barbacid, el ministro señaló: "El objetivo es que todos los científicos que quieran trabajar en nuestro país lo puedan hacer, lo que no quiere decir que todos tengan que estar aquí. Es bueno que haya españoles trabajando en otros países".

Un ejemplo extremo y futurista de los dilemas éticos que plantea la manipulación genética lo puso ayer en los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, John Maddox, ex director de la revista Nature. Dentro de 50 años, afirmó, se conocerán todos los genes que inciden en la inteligencia y será posible añadirlos al genoma de un primate y dotarle así de inteligencia, informa Efe. Otra cosa, matizó Maddox, es que esta manipulación "sea útil a la humanidad".

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