Tarde fresquita y divertida
Corría una brisa fresquita por los tendidos, alivio de pasados rigores caniculares. Éramos pocos y, al amparo de los amplios espacios vacíos, se oía muy bien a la banda con los pasodobles de siempre. Todo parecía preparado y dispuesto para la diversión. Y tanto los del foro como los de fuera, se divirtieron mucho. Vaya que sí.
Tres caballeros rejoneadores obtuvieron sendas orejas. Alguna más merecida que otra, todo hay que decirlo. Pero vaya usted con la vara del rigor a este público festivo.
Borja Baena fue tal vez el que más méritos hizo para llevarse el apéndice. Fue el que mejor templó las embestidas del toro y el que dio menos galopadas. Puso toda la madera en su sitio y sólo cometió el error de equivocar el terreno y confiarse al salir de colocar una banderilla. Por eso, el bicho le dio un impresionante meneo al caballo y si no lo derribó fue porque el astado no andaba sobrado de fuerzas.
Alcurrucén / Seis rejoneadores
Director: Mariano Ozores. Intérpretes: José Luis Ozores, Antonio Ozores.
Toros de Alcurrucén, despuntados para rejoneo, mansos en general
Curro Beloya: rejón atravesado (silencio). Borja Baena: rejón atravesado (oreja). Javier Mayoral: rejón bajo y atravesado, dos pinchazos, rejón caído —aviso—, rueda de peones —segundo aviso—, y, pie a tierra, se echa el toro. Pedro Cárdenas, que confirmaba alternativa: rejón bajo, trasero y atravesado (silencio). Francisco Benito: rejón desprendido, otro atravesado y, pie a tierra, se echa el toro (oreja). Miguel García: rejón caído, Otro atravesado y, pie a tierra, se echa el toro (oreja).
Otra oreja se llevó Francisco Benito, empujado por el calor de amigos y vecinos, que ocupaban el tendido del cuatro. Tuvo un brillante tercio de banderillas con la colaboración de su excelente caballo Gaetán. No era fácil el toro, siempre manseando, queriendo irse y doliéndose al castigo. Benito lo sacó muy bien de las tablas. La colocación de los rejones de muerte no estuvo acertada, pero no pareció importar a sus admiradores y devotos.
Miguel García fue el tercero deseado. Colocó con acierto rejones y banderillas, sobre todo un excelente par a dos manos. Tampoco mató muy bien que digamos, claro está que la deficiencia no fue obstáculo para pedir y obtener el trofeo.
La cruz de la moneda la pusieron Javier Mayoral y Pedro Cárdenas, ambos madrileños. Mayoral peleó con un manso, sin éxito. Se dejó tocar el caballo hasta tres veces. Estuvo fatal clavando y matando. Cárdenas, por su parte, no dio una a derechas. Sin recursos para encelar al manso, fallando rejones y clavando mal otros y poniendo las banderillas en el suelo. Una tarde para olvidarla.
Curro Bedoya, no ha estado tan brillante como otras veces. Tuvo la mala suerte de que el toro se sentara, de puro manso, en el tercio de banderillas y hubo que levantarlo para que lo pudiera matar. Antes, abusó de las carreras, los caballazos y las voces para llamar al toro. Ante la mansedumbre del animal, recurrió a los gestos teatrales.
Babelia
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