La atonía de agosto

A la vista del cuadro de combinaciones para las Corridas Generales de Bilbao, agosto 1998, mostramos una primera impresión. Salvando el apartado de corridas llamadas duras, donde el plantel de toreros es variopinto y un tanto rarito, por lo que respecta al acomodo de la figura, todo sigue igual. Nada nuevo para reseñar. El imperativo de obtener fondos para obras benéficas (Casa de Misericordia), prevalece sobre cualquiera otra consideración. Y así, una plaza como la de Bilbao, se ha convertido al cabo de los años en una plaza sin personalidad, donde la atonía es la reina de agosto y del coso de Vista Alegre. Falta imaginación. Sobran algunos nombres. Basta con ir comparando este cuadro de combinaciones con las ferias cercanas en el tiempo y en la geografía. Un torero nuevo, como Miguel Abellán, va contratado a Azpeitia (feria del 31 de julio al 2 de agosto), a Vitoria (del 5 al 9 de agosto) y a San Sebastián (del 11 al 16 de agosto). No vendrá a Bilbao. Otro torero nuevo, con proyección, tal Eugenio de Mora, toreará en Vitoria y está el primero si hubiera una sustitución en Azpeitia. Los toros de Victorino Martín, tal vez los de más fundamento en estos momentos, han sido contratados para San Sebastián y Azpeitia. No en Bilbao, porque pidió mucho dinero para su contratación. Todo hace suponer que no irá de balde a las dos plazas guipuzcoanas citadas. Dado el fiasco que vine siendo cada participación de Joselito durante los últimos años, en Azpeitia y Vitoria han decidido prescindir de él. No es el caso de Bilbao donde se le conceden dos tardes. Conviene advertir que es justamente en Bilbao donde Joselito ha exhibido una apatía, desgana y mandanga toreras que claman al cielo. Lo que es imperdonable tiene un nombre propio. Se ha eliminado de un porrazo el torero Víctor Puerto. Nosotros escuchamos, off the record, a un miembro de la Junta Administrativa decir que a Víctor Puerto le llaman por ahí Víctor Muerto. Por eso no le contrataron. Eso es imperdonable, además de espurio y trapacero, puesto que si ese torero está "muerto", alguien podía preguntarles, tan insidiosa y sarcásticamente, ¿de qué sarcófago han sacado a esos seis o siete toreros contratados este agosto? Mejor que herir a personas concretas, tanto mejor mirar hacia el pasado, para aprender de aquellos miembros de la Junta Administrativa que hicieron de Vista Alegre una plaza de toros de primerísima categoría. Hoy Bilbao en términos toreros es un plato vacío. Otra cosa es que la crítica, fomentadora del halago fácil, les siga dorando la píldora, como suele decirse, aduciendo que Bilbao es una plaza como hay pocas en el planeta de los toros. Esa crítica vive a expensas del continuo deterioro por el que camina el mundo del toro. El mundo de los taurinos, para entendernos, que vaticina el esplendor actual, y arremete contra la otra crítica, la real, la honesta, la denunciadora de la trampa viviente. Esa trampa donde entran todas las taras imaginables: afeitado, una suerte de varas terrorífica, toros rebajados sus encastes a cotas apabullantes, el pegapasismo como glorificación del toreo, la manía de dar orejas como caramelos, el ver meter con espadazos caídos continuamente sin que a nadie le importe un bledo el que se meta a ley... Pues bien, el hecho de pedir que se busquen combinaciones de carteles con imaginación y toda suerte de exigencias, supone un pequeño escalón frente a la rutina. Es una manera, siquiera mínima y personal, de no entrar en el juego de la trampa de los taurinos. Pedir que se mire el pasado de Bilbao, es una obligación de todo aquel que ame a su ciudad y a la fiesta de los toros.